Mujeres escritoras

Zenobia Camprubí Aimar (1887-1956) y Juan Ramón Jiménez, poeta al que estamos leyendo en 4º de ESO, eran muy diferentes: él, idealista, melancólico e introvertido; ella, en cambio, pragmática, alegre y extrovertida. En la relación epistolar que mantuvieron, antes de casarse, Zenobia le echa en cara a Juan Ramón su tristeza y ensimismamiento: “¿Por qué está usted siempre con esa cara de alma en pena?”, “Yo le voy a curar a usted de raíz, pero de raíz”, “¿Para qué le sirven sus benditos versos, si no le florece el corazón nunca, si es usted un ciprés, más parado y sombrío que los del Generalife”.

Tuvo que perseverar Juan Ramón hasta conseguir doblegar las dudas de la joven: “Todos los días –cuenta Rafael Alarcón en su biografía- se sentaba el poeta en un banco de la Castellana, enfrente del piso de los Camprubí, con la esperanza de verla. Allí se lo encontraban sus amigos y conocidos”.

Sin embargo, a partir del momento en que se casaron en Nueva York, el 2 de marzo de 1916, la entrega de Zenobia a Juan Ramón fue absoluta y total, hasta el punto de que sacrificó su propia carrera como escritora –profesión para la que estaba muy dotada- por la de su marido. No sólo hacía las labores del hogar sino que también ejercía de administradora y eficaz secretaria, lo cual le permitía al poeta dedicarse sin preocupaciones a su producción literaria durante el día entero.

Un caso parecido es el de Josefina Blanco (1878-1957), esposa de Valle-Inclán, que abandonó su profesión de actriz para entregarse en cuerpo y alma a su vida matrimonial. Consiguió con esto que el escritor gallego abandonara un estilo de vida bohemio y desordenado.

Pero los ejemplos que más llaman la atención son los de escritoras que ocultaron su personalidad, sobre todo a causa de la desconfianza que inspiraban en la sociedad, que identificaba el papel de la mujer con el de ama de casa. Así, recurrían a mencionar, tras su propio apellido, el de su marido, unidos por un “de”; o a reducir el primer apellido a la letra inicial y en ocasiones a suprimirlo; o a utilizar un nombre falso, como Cecilia Böhl de Faber, que firmaba su obra con el pseudónimo de Fernán Caballero (1796-1877).

Con todo, el caso más significativo es el de María de la O Lejárraga (1874-1974), casada con el conocido dramaturgo Gregorio Martínez Sierra, que actuó de negro de éste escribiendo casi todas sus obras de teatro. Sin embargo, ella sorprendentemente nunca tuvo conciencia de ser explotada por su marido, pues incluso, después de su ruptura matrimonial, siguió “colaborando” literariamente con él. Que una mujer de izquierdas y feminista, como ella, se comportase con ese grado de sumisión sólo puede obedecer a una causa: la sociedad patriarcal en la que le tocó vivir, donde todo giraba en torno al hombre.

Hoy día, aunque las cosas han cambiado, pues se ha conseguido un gran avance, aún estamos lejos de la igualdad entre hombres y mujeres en el mundo de la literatura. El domingo pasado, Rosa Montero, en un artículo publicado en El País Semanal, exponía datos muy significativos: “De los 36 premios Nacionales de Narrativa que ha habido desde la Transición, sólo dos han ido a parar a escritoras. Y entre los 66 premios de la Crítica, sólo hay tres mujeres. (…) En el Nobel sólo hay un 12 % de mujeres (en todas las categorías); en el Goncourt, un 6 %”.  En fin, queda camino por recorrer.

28 pensamientos en “Mujeres escritoras

  1. Es bonito ver cómo una persona se entrega a otra, tanto que puede llegar a dejar la vida que llevaba antes de conocerle. En mi opinión, una persona, tanto hombre como mujer, no tendría que depender de otra ni dejar manipularse por ella. Por mucho que la quieras, tienes que aprender a ser independiente y a valerte por ti mismo, sin dejar atrás tus sueños ni tu forma de vida que antes te gustaba.
    Además, hay mucha discriminación en todos los aspectos hacia la mujer, en la literatura hay menos mujeres valoradas que hombres, por ejemplo, los grandes premios los suelen ganar escritores masculinos en vez de escritoras femeninas. En cualquier trabajo, también se puede encontrar muchos tipos de discriminación hacia las mujeres, empezando por la diferencia de salario y los recursos que presenta el mismo. Actualmente, sigue habiendo machismo, pero ahora las mujeres son mas independientes de su pareja y, en algunos trabajos, a los hombres y a las mujeres se les trata por igual.

  2. Con respecto al texto que acabamos de leer, pienso que tanto las mujeres como los homosexuales tenemos mucho camino que recorrer y tenemos que conseguir muchas cosas todavía, porque no es simplemente el hecho de que todo esté correcto por la vía legal, sino con la sociedad, porque no convivimos en un mundo en el que se apliquen las leyes al pie de la letra, sino un mundo en el que vivimos como una sociedad, una sociedad en la que tenemos que aprender a respetarnos y a considerarnos iguales, porque al fin y al cabo, todos somos personas, independientemente del sexo o de la orientación sexual.

    Con respecto a Zenobia Camprubí Aimar y María de la O Lejárraga, creo que eran unas mujeres muy avanzadas para su época, ya que antes a ninguna mujer se le ocurriría escribir ni nada por el estilo, pero me sigue pareciendo muy antiguo el pensamiento de que sólo los hombres podían publicar sus obras y sólo ellos podían ser valorados y reconocidos por ello, cuando muchas mujeres escribían mucho mejor y podrían haber llegado mucho más lejos que muchos escritores de aquella época.

  3. Aunque vivimos en un mundo de hombres, las mujeres estamos intentando abrirnos paso y ya hay muchos logros, por eso creo que cuando Zenobia lo dejó todo por su marido, incluyendo lo que mas le gustaba para ser su criada, estaba equivocada porque su marido no hubiese dejado de escribir por ella, eso lo tendría que haber pensado, pero miraba más por su marido que por ella misma y eso hizo que perdiese toda su vida siendo solo ama de casa.Josefina Blanco no debería haber dejado su carrera de actriz por su marido ya que todo su esfuerzo por ser actriz lo desperdició. María de la O Lejárraga tenía una venda en los ojos porque no vio como su marido le hacia escribir para luego llevar el nombre del marido. Las mujeres hemos sido inferiores que los hombres desde la antigüedad, pero eso no quiere decir que seamos peores que ellos, deberían valorarnos más y así demostrar lo que sabemos y de lo que somos capaces, y también premiarnos por ello y así ser iguales que los hombres.

  4. Para empezar, hablaré del caso de Zenobia Camprubí Aimar y Juan Ramón Jiménez. Para mí, si una esposa quiere ayudar a su marido con el trabajo, pues perfecto, pero si para ello tiene que dejar de hacer lo que le gusta, ya no lo veo tan normal. Si a ella lo que le gustaba era escribir, debería haberse dado a conocer; aunque también, teniendo en cuenta la época en la que vivió, por una parte entiendo que no le diera importancia. Pero, después de todo, es una pena haber desperdiciado el talento de una mujer, ya que a lo mejor incluso podría haber llegado a ser mejor que el propio Juan Ramón.

    Otro tema para comentar es la personalidad de las mujeres, sobre todo en esa época. No entiendo por qué a las mujeres se las tenía menos valoradas, y en algunos casos se veían obligadas a cambiar por su marido. Aunque vuelva a repetir casi lo mismo, pienso que, si una mujer quiere ser escritora, no tiene por qué esconderse. Todos somos personas y todos tenemos derecho al mismo trato. Si un hombre escribe algo bueno y se merece un premio, ¿por qué una mujer no?

    Tampoco entiendo la cara dura de algunos hombres de los que se ha hablado en la entrada. La mujer escribe la obra, y el mérito se lo lleva el marido. ¿Por qué? ¿Por qué tenía que firmar como si fuera su marido el autor de la obra? Es algo que nunca llegaré a entender. Si has sacado tu imaginación, has puesto tu empeño, y has intentado dar brillo a tu don de la escritura, no le pases el mérito a otro.

    Por último, con respecto a los datos actuales, me gustaría decir que se debería llegar a un punto de igualdad entre ambos sexos. No digo que los hombres que han ganado esos premios no lo tengan merecido, porque seguramente sí, y no lo dudo. Pero también hay muchísimas más mujeres que se merecen esos premios, y a la hora de valorar el trabajo, se debería valorar sólo el trabajo, no si es hombre o mujer, ya que lo que importa es la obra y no el autor.

  5. Estos casos de mujeres escritoras nos hacen reflexionar sobre cómo era la vida de la mujer antiguamente. En mi opinión, no es justo cómo trataban a estas mujeres, ya que ellas eran personas inteligentes que podían ser más que amas de casa que se ocupaban de sus maridos. Además de no poder ser escritoras, trabajaban más que sus maridos, porque ellas se ocupaban del hogar y de la administración, mientras que sus maridos solo escribían.

    La situación de María de la O Lejárraga me ha asombrado, ya que ella no solo hacía el trabajo de casa sino que tambien escribía las obras de teatro de su marido. Este caso es el que me ha parecido mas injusto, porque su marido se llevaba toda la fama con el trabajo de su mujer y la explotaba sin que ella pudiera hacer nada a causa de la sociedad en la que vivía.

    Al igual que lo quede dice en la entrada, yo pienso que queda mucho camino por recorrer y que esto nos lo demuestra el artículo de Rosa Montero que habla sobre la situación de la mujer en la actualidad y que en lo que se refiere a literatura no ha cambiado mucho.

  6. En primer lugar, con respecto al caso de Zenobia Camprubí Aimar, creo que lo que hizo para ayudar a su marido no lo haría una mujer en la actualidad, el sacrificar su carrera por el hombre al que quería podemos interpretarlo quizás como un hecho de amor, pero, si nos paramos a pensar, es un ejemplo de discriminación, porque Juan Ramón Jiménez podría haber hecho lo mismo por ella, sin embargo, no lo hizo. Tenemos que tener en cuenta también que gran parte de las obras de Juan Ramón Jiménez son gracias a la ayuda de su esposa, lo cual no aparece nunca escrito y se le da toda la fama a él.

    Yo, personalmente no sacrificaría mi carrera por un hombre para dedicarme exclusivamente a él, pues estaría fallando a mis pensamientos y limitaría mis actividades personales.

    Con respecto a la sociedad, pienso que ha sido la gran culpable de la discriminación de la mujer. Aunque actualmente la sociedad es menos machista, sigue existiendo y es muy difícil que desaparezca, puesto que ha existido de toda la vida. Doy gracias a las millones de mujeres que murieron expresando su opinión e indignándose por la sociedad machista existente para que ahora las mujeres gocemos de mayor libertad.

    Con respecto al porcentaje de los premios Nobel de Literatura que han ganado las mujeres tan bajo, nos da a comprender que, aunque estemos en 2014, el machismo sigue en nuestras vidas. Además, a parte de en la literatura existen otras discriminaciones, por ejemplo, en los deportes, ya que cuando una mujer gana algún premio no le dedican el tiempo necesario para hacerle una entrevista, como le hacen a los hombres. Definitivamente, sigue siendo un desastre, pero tengo la esperanza de que cambie en unos años, porque nosotras nos lo merecemos, porque somos iguales que los hombres.

  7. En el pasado, las mujeres deberían haber estado menos discriminadas en el mundo de la literatura, pero no solo en la literatura, sino también en los demás trabajos. Era muy injusto que una mujer que quería publicar un libro no la dejasen por pertenecer al sexo femenino. Pienso que la mujer tendría que haber hecho lo que quisiera en aquellos tiempos, tal y como los hombres. En la actualidad, el mundo de la literatura femenino ha avanzado mucho, hoy en día, hay muchas escritoras que escriben libremente, sin embargo, sigue habiendo personas que las miran mal.
    En conclusión, tanto los hombres como las mujeres deberían trabajar en lo que quisieran, ya sea escritora, amo de casa, etc. El mundo sería mucho mejor si hubiera más igualdad entre los hombres y las mujeres. Todas las personas de este mundo somos iguales y debemos llevarnos bien.

  8. En mi opinión, las mujeres y los homosexuales somos exactamente iguales que los hombres, con los mismo derechos y los mismos deberes, no hay que menospreciarnos por ser de diferente sexo o por tener diferentes gustos o porque antiguamente los trataran diferentes, no hay que seguir tratándolos de diferentes formas, ya que el mundo y nosotros hemos evolucionado positivamente.

    En el caso de Zenobia Camprubí Aimar, no me parece justo que deje su carrera como escritora, si tanto le gustaba, por tener que hacer de secretaria y administradora, por ocuparse de su casa y por atender a su marido, igual que no veo bien lo de cambiarse su apellido por el de su marido

  9. Es un poco triste ver cómo se ha perdido muchísimo el talento de mujeres que eran buenas escritoras, solo por tener contento a su marido, Muchas de ellas dejaron sus carreras por ayudar a que su marido triunfara, es bastante triste. También es triste ver cómo una mujer feminista de izquierdas se vio totalmente afectada por la sociedad patriarcal en la que vivían.
    Por suerte, actualmente es diferente, ahora mismo las mujeres, si tienen talento, pueden triunfar y no vivir a la sombra de sus maridos, hay muchas mujeres que han conseguido triunfar en el mundo, por suerte ya han dejado un poco de estar a la sombra de los hombres y han podido desarrollar su talento y demostrar lo que valen. Parece que este mundo esta cada día siendo menos machista, creo que un ejemplo de ello es que en gobierno alemán tienen una mujer de presidenta, aunque este gobierno para nada es de mi de agrado demuestra su lucha contra el machismo poniendo a esa mujer de presidenta, otro ejemplo es en el gobierno español que aunque, tampoco es de mi agrado su vicepresidenta es una mujer. No obstante, creo que esto demuestra un gran avance con respecto al machismo en este mundo, aunque todavía queda mucho camino respecto a este tema. Esperemos que esto solo vaya a mejor y no volvamos atrás, como otras veces nos ha pasado a lo largo de la historia.

  10. Nunca acabaré de comprender por qué una mujer no puede valer lo mismo que un hombre. Como hemos leído en el texto, a lo largo de la Historia, las mujeres han abandonado sus carreras, han puesto el apellidos de los maridos o directamente, como María de la O, han escrito las obras para un hombre, que se atribuía la autoría. Y eso no es justo. ¿Por qué no podemos escribir? ¿Por qué no podemos ser ministras? ¿Por qué escribir, trabajar en la construcción, ser presidentes… son solo tareas para hombres?
    Muchas veces pienso en qué se basa esa discriminación. Incluso llego a pensar que aquellos que nos discriminan temen que seamos mejores en aspectos que ellos siempre consideran indiscutiblemente para hombres. Y siempre se repite, una y otra vez; no es solo en la literatura: hay menos mujeres que hombres en altos cargos del Gobierno; la mayoría de las integrantes del sexo femenino siguen asumiendo las tareas del hogar y cuidando de los hijos, e incluso en Reino Unido, las ministras tienen los despachos más pequeños que los de los ministros.
    En esta sociedad aún profundamente sexista, creo que todos deberíamos mirar las capacidades de cada uno, antes de fijarnos en si es el nombre de un hombre o una mujer. Si todos los libros fuesen anónimos y no se supiese el sexo de los escritores o escritoras, probablemente no habría distinción. Sin embargo, en cuanto se conociesen los nombres, se empezarían a valorar más los de los hombres. ¿Cómo cambiar eso? A veces pienso que nunca se podrá hacer nada, que las mujeres tenemos que esforzarnos más que los hombres para llegar hasta donde están ellos.
    Esto, sin embargo, no quiere decir que no recibamos méritos. Obtenemos algunos, pero hay muchas mujeres que escriben muy bien y que jamás se dan a conocer.
    Por ello, pienso que deberían premiarnos, cuando nos lo mereciéramos; que los datos dejasen de apestar a desigualdad y que los premios solo evaluasen qué escribimos, no quiénes escribimos.

  11. Hablando de Zenobia Camprubí, puede parecer que abandonar su carrera de escritora por la organización de Juan Ramón es un acto de amor, pero igualmente una mujer no puede dejar su carrera por un hombre y empezar a ser su criada y/o ama de casa dejando a su marido sin ningún cargo y así dejarlo vivir de su carrera sin otras preocupaciones.
    Después, en el caso de María, es una forma de defender que todo gira en torno al hombre y que las mujeres no tengan derechos. Además, también es un caso de machismo por parte de su marido, ya que se aprovecha de la escritura de su mujer para después poenrla a su nombre.
    Una mujer no debe ocultar su personalidad por un hombre o porque esté mal visto.
    El caso de que los premios en literatura tengan un muy bajo número de mujeres nos dice que aún existe machismo o desigualdad y apenas luchamos por ello. Los hombres y las mujeres somos iguales en estos aspectos, y el hombre no está por encima de la mujer, ni nunca lo ha estado a pesar de que nunca hemos cumplido éste derecho.

  12. Pienso que las mujeres siempre han estado discriminadas a lo largo de la historia, pero en la actualidad todavía no se ha solucionado este problema. Lo que me gustaría saber es por qué, si se dice que los hombres y las mujeres somos iguales, cómo es que puede existir esta discriminación. Pero además lo que menos me parece bien es que tengan que renunciar a escribir solo porque no estuviera bien visto que ellas trabajaran, lo único a lo que estaban destinadas a ser era de amas de casa.
    En el caso de Zenobia, lo dejó todo para entregarse en cuerpo y alma a Juan Ramón, cuando podía haber sido una grandísima escritora. Por otro lado, está María de la O Lejarra, la cual fue explotada por su marido escribiendo todas las obras de teatro de éste.
    Creo que ya es hora de ir superando esta discriminación y que a las mujeres se les empiece a dar los premios que se merecen por su trabajo, y valorarnos más, porque, al igual que los hombres, también somos personas.

  13. Desde tiempos inmemoriales la mujer ha quedado por debajo del hombre, ha sacrificado sus gustos y sus dotes y ha olvidado su mayor talento con tal de concederle a su hombre cualquier deseo que tuviera. Hay escritoras, médicas, profesoras y miles de mujeres que no han podido dar todo lo que sabían por la sociedad en la que vivían, de la que no se podían deshacer ni cambiar, y es muy triste que esto haya ocurrido siempre. Lo malo de esto es que no ha pasado a la historia, afortunadamente, en pleno siglo XXI la mujer ha avanzado muchísimo, hay mujeres ministras, profesoras, abogadas, médicas.. pero la discriminación sigue presente en algunos aspectos, el salario de una mujer todavía es menor que el del hombre y como eso mil cosas más; es cierto que se ha progresado bastante, ya no hay tanta sumisión, pero en pequeños detalles día a día se deja a la mujer por debajo del hombre por el simple hecho de haber nacido de este sexo, por el hecho de que siempre se ha hecho así y así hay que seguir, según la mentalidad de un grupo de retrógrados que afortunadamente cada vez es menor.

  14. Las mujeres han estado mucho en la oscuridad,nunca han salido a la luz sus obras,nunca han podido trabajar,siempre esclavizadas por sus maridos en su casa haciendo las labores del hogar,por eso, antes no se sabía lo que hacían y no se reconocían sus méritos a lo largo de tantos años.
    Hoy en día, la cosa ha cambiado,ahora la mujer sí tiene más derechos,casi incluso que el hombre,puede trabajar y estudiar en lo que desee,etc. Pero tenemos que seguir luchando, porque muchas personas todavía siguen creyendo que los hombres son superiores a nosotras,y eso no se puede permitir,nunca se deja de luchar,porque por cada vez que nos manifestamos o nos rebelamos conseguiremos más cosas que si somos sumisas,porque, ante todo,somos seres humanos,y tenemos los mismos derechos.
    Un gran mérito de todas las mujeres es que se han sacrificado por que nosotras vivamos en un mundo mejor.

  15. Nosotras pensamos que esto es injusto, ya que es totalmente una desigualdad, porque no respeta los derechos de la mujer.
    Lo que hizo María de la O en el sentido ,de que durante su matrimonio y después ,le escribiera los textos a su marido y se llevara el reconocimiento él muestra perfectamente el grado al que llega el machismo.
    Esto es lo que pensamos mi compañera y yo.

  16. Pienso que es injusto que las mujeres en general se sacrifiquen por los hombres y que después no les sea reconocido. Ejemplo podemos tomar de este caso de la mujer de Juan Ramón Jimenez, Zenobia Camprubí Aimar, que se dedicó completamente a su marido y no le fue reconocido ningún mérito.
    Aparte de esto, las mujeres, aunque tengan sus derechos y las «mismas libertades» que los hombres, creo que todos sabemos que no hay realmente una igualdad entre estos sexos, aquí es donde nosotros debemos tomar iniciativa en este asunto e intentar conseguir que las mujeres tengan realmente la misma igualdad que los hombres.

  17. Lo que yo pienso es que a día de hoy se siguen viendo casos de discriminación hacia las mujeres; a lo largo de la historia se ha ido luchando para que esto desaparezca y todavía hay que seguir luchando,se nos ha tratado siempre como el sexo débil e inferior al hombre ,hemos vivido anteriormente en un mundo donde el hombre tenía siempre poder ante la mujer y hasta ahora no se nos está empezando a valorar como lo que somos mujeres,personas,tan inteligentes y útiles como hombres, tan infravaloradas anteriormente como animales, pero luchadoras hasta que han conseguido y seguimos consiguiendo lo que tanto nos ha costado encontrar: la igualdad y que nos traten como lo que somos y nos valoren no como animales ni como un sexo inferior sino como después de todos estos años nos merecemos.

  18. A mi parecer, este tema sucede día a día, aunque no nos demos cuenta. Por ejemplo, en la cultura gitana, la mujer actúa como sumisa ante su marido(no trabajan para dedicarse a cuidar a los hijos y la casa, hacen todo lo que el marido quiere…), y antes de casarse, deben conservar su virginidad como símbolo de pureza. Lo que más me impacta es que la máxima aspiración de la vida de una mujer gitana es llegar a tener esposo e hijos, sin pensar en ella misma(tiempo libre para hacer lo que ella quiera, sus estudios, su trabajo…).

    La verdad, las mujeres estamos infravaloradas a día de hoy, pero lo peor de esto es que muchas de las jóvenes no están concienciadas sobre este tema, y piensan que nuestros derechos se van a igualar a los de los hombres con el paso del tiempo. Esto puede ser verdad, puede que la sociedad nos trate igual que a los hombres con el paso del tiempo, pero hay que luchar por ello, hay que salir a la calle y luchar por nuestros derechos, al igual que debemos cumplir nuestros deberes para exigir nuestros derechos.

    Ahora, más que nunca, tenemos que reivindicarnos y luchar, para no echar a perder lo que nuestras pasadas generaciones han conseguido.

  19. Pienso que las mujeres deberían tener el mismo derecho que los hombres de poder ser escritoras, ya que muchas son muy buenas escritoras y a lo mejor no son tan reconocidas por ser mujeres, o como antes hemos leído actuaban de negro escribiendo ellas lo firmado y reconocido por un hombre, ya que entonces no estaba bien visto que fuera escritora. Pero en la actualidad podemos ver que hay muchas escritoras famosas, habiendo muchos libros y muy famosos escritos por una mujer, uno de estos libros; es el libro de Harry Potter.

  20. Me parece que este es un tema muy delicado y que no se toca mucho, porque no es agradable.Las mujeres llevan desde siglos atrás siendo marginadas y etiquetadas como minoría social.Con el paso de los años es verdad que ha habido muchísimos cambios teóricos, pero no en la práctica, así que no vale de nada, porque siguen de la misma manera.

    En esta publicación se habla de que se ha utilizado a las mujeres en el mundo literario, pero no solo ahí, sino también en muchos más.Como has dicho en clase, hay algunas hermandades donde salen de costaleras las mujeres y a mí este tema me gusta mucho, pues mi hermandad fue la primera en crear esta tendencia, la hermandad del Amor, sacando el paso de la Virgen las mujeres.

    Me da mucha pena que las mujeres siempre estén a un lado de la sociedad, creo que es trabajo de todos, pero la mayor inquietud la deberían mostrar ellas.

  21. No me parece bien que el trabajo de una persona se lo regales a alguien, simplemente por el hecho de que seas mujer y que él sea su marido, aunque es verdad que en esos tiempos la mujer sin el hombre no podía hacer nada.
    Con el paso del tiempo, la mujer ha ido luchando por sus derechos, cosa que en la época de María ni se pensaba .En la actualidad, la igualdad no está del todo conseguida, aunque nos hagan creer lo contrario ;con solo mirar los datos que he leído, se ve que, aunque parezca que ya hay una igualdad, todavía no se ha conseguido y queda mucho en mi opinión para conseguirlo

  22. Entiendo a aquellas mujeres que renunciaron a sus carreras como escritoras para dedicarse en cuerpo y alma al matrimonio pero que no renunciaron del todo. Estas mujeres siguieron escribiendo y trabajando para sus maridos o con ellos, el caso es que en ningun momento dejaron de hacerlo pues además de ejercer otras tareas eran ellas quien seguían disfrutando de la escritura.

    Es verdad, que renunciaron a gran parte del mérito de su propia obra pero pienso que todo gran escritor (como otra profesión cualquiera) no escribe para recibir alabanzas, sino, para dar rienda suelta a su imaginación y para disfrutar con lo que hace. Entonces, creo que gran parte de estas mujeres disfrutaron solo con el hecho de escribir.

    Por otro lado, hoy en día siguen existiendo casos en los que escritoras utilizan seudónimos para firmar sus obras como el ejemplo de Jayne Ann Krentz que es una escritora estadounidense que para la literatura paranormal que escribe utiliza el nombre de Jayne Castle y para las históricas-románticas utiliza el nombre de Amanda Quick. Es algo extraño y difícil de comprender.

  23. Es interesante hablar sobre este tema. En la época en la que estas mujeres han vivido no se las tenía en cuenta y mucho menos tenían derechos. No las dejaban votar y estaban totalmente sumisas a su marido. Muchas, como ellas, tuvieron que renunciar a estudiar, e incluso a dedicarse a lo que ellas querían.
    Zenobia Camprubí, casada con el escritor Juan Ramón Jiménez, tuvo que dejar de escribir y empezó a ser la «secretaria personal» de su marido, editándole sus obras literarias y todo eso. La mujer escribía genial, pero por culpa de haber nacido en esa época perdió su oportunidad de vivir de lo que más le gustaba.
    Cecilia Böhl de Faber fue un claro ejemplo de lo que tendrían que haber hecho el resto de las «artistas». Ella firmó sus obras con un seudónimo: Fernán Caballero.
    María de la O Lejárraga ha sido el caso que más me impresionó. Estaba casada con Gregorio Martínez Sierra. Ella le escribía todas las obras que él publicó, otorgándole a él toda su fama. La estaba explotando, pero desgraciadamente ella no fue consciente de ello, ya que seguía en contacto profesional con él tras su separación. Lo que yo pienso es, ¿no hacían nada al respecto?

    Por suerte, las cosas hoy en día han cambiado bastante y es muy normal encontrarse libros escritos por mujeres.
    He de aclarar que mis libros preferidos han sido escritos por mujeres: Cassie Clare con Cazadores de sombras; Veronica Roth con Divergente; Laura Gallego con Memorias de Idhún… entre muchos otros, también escritos por mujeres.

  24. Como hemos podido comprobar en este texto, hace unos años (y creo que aun sigue habiendo) había una grandísima discriminación hacia la mujer. Se decía que una mujer, una vez que se casaba, tenía que entregarse en cuerpo y alma a su marido y a las tareas de la casa, sin saber que las mujeres también podían ser grandísimas escritoras. Seguramente había muchos hombres que firmaban las obras de sus mujeres como prueba de amor, al igual que ellas lo dejaban todo para dedicarse exclusivamente a su marido y su casa. También estaban las mujeres que firmaban sus propias obras con un nombre falso y no dejaban lo que les gustaba por nada, algo que en mi caso yo también haría.
    Y aunque ellas no podían firmar sus obras, y las tenían que firmar un hombre, ellas seguían disfrutando, de una manera u otra, de escribir y de transmitir su talento literario.

  25. Yo creo que las mujeres siempre han estado luchando por unos derechos que nos merecemos, ya que no somos animales, ni esclavas de nadie, somos seres humanos. ¡Qué pasa! ¿Las mujeres somos más luchadoras, más fuertes, tenemos más coraje…?
    Pienso esto, por mucho que las mujeres se hayan sacrificado por su vida, para tener unos derechos que nos merecíamos desde el principio. En parte es estúpido, porque no pertenecemos a nadie, ni somos de nadie. Simplemente, hay gente, concretamente, hombres, que se creen superiores. También creo que aunque algunas mujeres hayan tenido el coraje para indignarse por la situación de antes, todavía queda un largo camino por delante para nosotras. De todas formas, me avergüenzo de que estemos en el siglo XXI y aún sigamos con el machismo.

    También digo del caso de los homosexuales que ellos son felices amando/queriendo a gente del mismo sexo. Y como la vida hay que disfrutarla al máximo, pienso que se lo merecen, tanto como nosotras, por luchar y por creer en ellos mismos. Gracias a estas mujeres, hoy en día vamos a la escuela y tenemos la oportunidad de viajar y de salir a ver mundo, eso ya es un premio para mí.

  26. Las mujeres escriben igual o mejor que los hombres, pero la sociedad machista no les dejaban expresarse libremente, debían usar apodos para que les publicasen sus obras. Yo siempre he creído que vivíamos y vivimos en una sociedad muy injusta, ambos sexos somos iguales, porque somos personas y a la vez todos somos diferentes, porque pensamos diferente, tenemos muchos parentescos pero también somos polos opuestos.

    No comparto que una mujer tengo que dar su vida al marido y sacrificarse dando todo de lado, ilusiones, trabajo, pasiones…, me parece muy injusto, aunque por amor se hacen locuras, pero el «sacrificio» debe ser de ambos.

    Una a una hemos ido luchando por nuestros derechos, mientras los hombre siempre lo han tenido todo más fácil y conseguir «igualdad» pienso que aÚn nos queda un largo camino por recorrer para que nos reconsideren como es debido.

  27. Estos temas, la verdad, es que no me gustan mucho, porque me indigno al pensar que antiguamente no dejaban a las mujeres expresarse, escribir libros, votar, trabajar… Por ello, estos temas no me gustan, creo que deberíamos cambiar un poco en la forma de pensar, ya que todos somos iguales, hasta hay mujeres con mejores libros y poesía que hombres, por lo menos para mi gusto.
    Pero, bueno, poco a poco espero que las cosas vayan cambiando y que seamos de ser tan machistas.

  28. Hay que admirarlas,estas mujeres han dado todo por sus maridos para que ellos puedan triunfar como escritores,incluso dejar su trabajo,su vida solo por entregarse completamente a él.
    Ahora las cosas han cambiado,ya no somos tan machistas y las mujeres nos acercamos cada día más a ser como el hombre,poder expresarnos como queramos y libres.

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