POR «NUMERELE IMPARE»Â
Todos vestidos de negro, para acentuar los gestos y los movimientos, para realzar los colores; todos sentados en el borde del escenario, nerviosos e inquietos, antes de empezar la actuación; mientras, Lúa, la monitora que los dirige, les da los últimos consejos.Â
â??Noche de baile en el infiernoâ? es el tÃtulo del primer libro. Una vez oÃdo, los jóvenes actores y actrices disponen de tres minutos para preparar la improvisación. Transcurrido este tiempo, salen a escena y la desarrollan. Aún se notan los nervios en el temblor de la voz, en los movimientos inseguros, en algún choque inoportuno. Â
Pero, poco a poco, y a medida que se suceden las pequeñas historias (â??El capitán Alatristeâ?, â??Las mil y una nochesâ?, â??Manolito Gafotasâ?â?¦), vamos reconociendo en el grupo â??Numerele Impareâ? aspectos fundamentales para improvisar: la confianza en sà mismos, que se contagian unos a otros con su alegrÃa y sus ganas de actuar; la capacidad para concentrarse en una situación, que evita un defecto que en teatro de improvisación puede ser mortal de necesidad: la dispersión; y sobre todo saber escuchar al compañero, para que la improvisación crezca por sà misma, adquiera vida propia, como si se tratase de cualquier obra escrita. Â
En las improvisaciones no tienen en cuenta el contenido de los libros, sólo su tÃtulo, que señala el tema a seguir; pero, en ocasiones, los jóvenes actores se centraron demasiado en éste, pensando que con repetirlo era suficiente, y olvidando lo más importante que es vivirlo y sentirlo. De hecho, cuando consiguieron esto último, como, por ejemplo, en â??La sombra del vientoâ?, con la que cerraron el espectáculo y en la que participó todo el grupo, la improvisación se desarrolló fluida y con ritmo; y los intérpretes brillaron con luz propia. Igual sucedió en la titulada â??Lazarillo de Tormesâ?, donde recrearon con gran sentido del humor el episodio del toro de piedra, en el que el ciego le da la primera lección a Lázaro. Además, el acierto en la improvisación se vio reforzado por un uso eficaz y creativo de los escasos útiles y complementos que les sirvieron de decoración y vestuario (mesa, sillas, peluca, gafas, pañuelosâ?¦) Â
Sin duda, el espectáculo de â??Numerele Impareâ? fue a más y tiene mucho mérito, porque la improvisación es una técnica teatral difÃcil, que, aunque parezca una contradicción, requiere mucho ensayo. Me refiero a que es necesario realizar antes una serie de actividades que desarrollen capacidades como: la concentración, la confianza, la escucha, la imaginaciónâ?¦Â
Entre improvisación e improvisación, Lúa leyó cuentos breves, que comentaba con los alumnos asistentes a la representación. Me quedo con la moraleja de uno de ellos: aprender a decir no, especialmente saludable en una sociedad en la que estamos empeñados en caer siempre bien, y en resultar amables y tolerantes.Â
Pero nosotros decimos sà a â??Numerele Impareâ? por la ilusión y alegrÃa que ponen en sus actuaciones, porque cada vez están más formados como actores y porque constituye un satisfacción para los amantes del teatro tener en nuestro centro un grupo como ellos.Â