Siempre he pensado que los deportistas deben ser un ejemplo a seguir por los jóvenes; y no me refiero tanto en la práctica de su actividad deportiva como en su comportamiento en la vida. Así se puede reconocer en el tenista Rafa Nadal, que nunca ha negado un autógrafo a las personas, sobre todo niños, que se acercan a él, antes o después de un partido, y que siempre ha considerado sus triunfos en el tenis como resultado del esfuerzo y la planificación.
A este modelo responden también el baloncestista Pau Gasol, o los jugadores de la Selección Española de Fútbol, que tantos éxitos deportivos han logrado recientemente. Algunos de estos, como Iker Casillas y Xavi Hernández, gracias a sus relaciones de amistad, han hecho de mediadores en conflictos surgidos en los enfrentamientos entre sus dos equipos: Real Madrid y Fútbol Club Barcelona. Por eso, entre otros méritos, recibieron el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes 2012.
Sin embargo, recientemente, nos han llegado noticias de varios jugadores del Real Madrid, que han sido sancionados por infracciones de tráfico: Karim Benzema fue sorprendido a 216 kilómetros por hora, en la M-30, que tiene limitada la velocidad a 100 km/h.; Marcelo fue localizado por la Guardia Civil conduciendo sin puntos en el carné; y el último ha sido Mesut Özil, sancionado por hacer un giro prohibido, en una calle madrileña.
Se trata de deportistas de primer nivel, que ganan millones de euros al año y que no están dando, precisamente, un ejemplo de buena conducta. Quizá debieran recibir, como hacen en la NBA con los jugadores novatos, un curso o seminario, en el que se les den consejos para evitar problemas económicos, deportivos y personales, y para saber comportarse en un mundo donde representan un modelo para los jóvenes.