Hace unos años en un blog, que moderaba Miguel Osuna, salió a debate el tema de Andalucía o, más concretamente, ¿qué significaba, para cada uno de nosotros, sentirse andaluz? Mi opinión fue la que sigue a continuación:
“Una persona se siente andaluza, no por haber nacido en Andalucía, sino por haber vivido en esta tierra el tiempo suficiente como para impregnarte de su forma de ser, participar en sus fiestas, y familiarizarte con su habla, su cultura y sus costumbres, hasta que un día te descubres a ti mismo seseando o escuchando emocionado unos fandangos de los hermanos Toronjo o contemplando ensimismado los colores de la campiña cordobesa o el bosque de columnas de la mezquita o disfrutando de la conversación con un amigo andaluz.
En mi opinión, para sentirse de una tierra no es tan importante nacer como vivir en ella, abriéndote a su gente, a su paisaje, a sus costumbres, etc. Es decir, no cerrarte a lo que perciben tus sentidos (olores, sabores, sensaciones, sonidos) o al deseo de cambio que sientes por dentro, pensando que ya has alcanzado la madurez y que estás sólo de paso, porque, antes o después, volverás a tu lugar de nacimiento; al contrario, dejarte llevar y que sean las nuevas experiencias las que te vayan haciendo andaluz o lo que sea.”
¿Qué significa para vosotros sentirse andaluz?