ANTONIO B. EL RUSO, CIUDADANO DE TERCERA

Ramiro Pinilla cuenta en el prólogo de esta novela-biografía que no sabe muy bien lo que le movió a conocer a su protagonista, Antonio Bayo; pero que, tras entrevistarse con él, durante una hora aproximadamente, en el año 1973, tuvo el convencimiento de que eran ciertas todas las barbaridades que le contó. Le llegó a decir: “Mi vida ha sido tan dura y tan cabrona, que quien la lea llorará como nunca ha llorado. Me han tratado como a un perro: he sufrido como nadie.”  

Antonio Bayo había nacido en La Baña, pueblo leonés que parecía haber sido ignorado por la civilización, pues en el cuartel de la Guardia Civil le torturaban salvajemente hasta hacerle confesar todos los delitos cometidos en el pueblo: los suyos y los de los demás; una vez encerrado, el juez le incitaba a robar, si quería recuperar su libertad; el sacerdote pagaba a su madre un puñado de patatas, a cambio de sus servicios sexuales; etc.  

El problema de Antonio Bayo era la miseria en la que vivían él, su madre y su hermano; de hecho la novela gira en torno al hambre que padece. Para satisfacerla, roba y es detenido y, cuando recupera la libertad, como no encuentra trabajo, porque nadie se fía de él, vuelve a robar y la historia se repite. Así, una y otra vez, a lo largo de más de 600 páginas, en una progresión creciente de dolor, que parece no tener fin. Cuando pensamos que ya hemos llegado al máximo de iniquidad, aún nos queda algo peor. Por eso, en ningún momento, disminuye el interés de esta novela, estructurada en secuencias, en la que Ramiro Pinilla denuncia la injusticia social y la violación de los derechos humanos en España, durante la dictadura del general Franco.

La voz que narra los hechos es la del propio Antonio, en un estilo sencillo, que el autor califica de invisible, porque su intención es que el mensaje no sea traicionado por el texto, es decir, que pase lo más inadvertido posible.  

Estamos, pues, ante un libro que cuenta una historia real, que no miente, aunque en algunos momentos, dado lo terrible de las situaciones, nos lo pueda parecer. Si alguien tiene dudas sobre lo perniciosas e inmorales que pueden llegar a ser las dictaduras, y desea, al mismo tiempo, “disfrutar” de una buena novela, “Antonio B. el Ruso, ciudadano de tercera” es su lectura.

MANU GUERRERO

UN EJEMPLO DE VOCACIÃ?N Y COHERENCIA

Lo mismo que en las guerras hay francotiradores que resisten a las tropas de ocupación, también en el periodismo hay profesionales que resisten al poder de los grandes grupos mediáticos. Son islas en medio de un océano, en el que la información tiende a homogeneizarse; periodistas heterodoxos que nadan contracorriente, que se alejan de lo políticamente correcto. Manu Guerrero es uno de ellos. Desde su cuidada página Web, ejerce diariamente la libertad de expresión, guiado por una curiosidad innata que ya demostró cuando era alumno del IES Gran Capitán. Hace más de diez años que estuvo con nosotros, pero su deseo permanente de aprender, sus inquietudes culturales, que le llevaron a colaborar en la Revista Cultural â??¡BUFP!â?, y a participar en montajes teatrales y recitales poéticos, entre otras actividades, hicieron de él un alumno singular, un alumno que se salía de la norma y que anunciaba el periodista que ha llegado a ser.

En la historia de nuestra revista, figuran colaboraciones suyas tan destacadas como las siguientes:

· Entrevistas: a Manuel Martínez, vocalista de Medina Azahara; a los componentes de la Selección Española de Baloncesto, al periodista Javier Cremades; etc.

· Artículos de opinión: sobre la influencia de la publicidad en los jóvenes (â??Las anunciadas y túâ?); â??Noâ?; sobre la contaminación del río Guadalquivir (â??Nuestro ríoâ?); etc.

· Relatos: â??En una ridícula horaâ?.

· Crítica de libros: â??Más allá del jardínâ? de Antonio Gala.

Como se puede apreciar, sus inquietudes le llevaron a abordar una gran variedad de temas en diferentes subgéneros periodísticos y siempre desde una perspectiva crítica.

Sobre sus valores humanos, valgan como ejemplo estas palabras que respondió a la pregunta, que le hicimos para la Revista â??¡BUFPâ?¦!â?, de que imaginara una vida feliz y que la contara en no más de siete líneas: â??En la vida que ahora mismo estoy imaginando, no hay conflictos sangrientos, pues existe piedad, solidaridad, amorâ?¦ Allí no constan extremos y sí perfectos puntos medios entre desiertos y selvas. El esfuerzo se valora mucho y la igualdad se rompe en el umbral del comportamiento. El contigo es eficaz, pues enseña a todos a odiar la envidia y a familiarizarse con el respeto.â?

Si algo satisface especialmente a un profesor, es comprobar que un alumno suyo, que mostraba curiosidad intelectual y dotes para la escritura, se haya convertido con el paso del tiempo y con el esfuerzo en un gran profesional de la información y la comunicación. Es el caso de Manu Guerrero, cuya página Web invitamos a visitar.

La literatura juvenil nos presenta una oferta variada donde elegir. Sin duda hay títulos que adolecen de una mínima calidad, pero también hay otros que sí la tienen.

Entre estos últimos, se encuentran las novelas de Heinz Delam, que no sólo reúnen los requisitos necesarios para llegar a nuestro alumnado de la ESO (narración en primera persona, personajes jóvenes, historias ambientadas en el continente africano, intriga, lenguaje sencillo…), sino que, además están bien escritas.  Likundú es una de estas novelas. Heinz Delam sabe dosificar el uso de las tres formas básicas de expresión: la descripción, la narración y el diálogo. No abusa de las descripciones que suelen ser breves e impresionistas: “Se trataba de un hombre de mediana estatura, cuyo cuerpo flaco y desgarbado desaparecía bajo los pliegues de una amplia túnica de vivos colores, Llevaba el pelo largo y enmarañado formando una voluminosa aureola azafranada en torno a su rostro marchito”. Esta primera e inquietante imagen de Libunga, el brujo albino al que se enfrenta el protagonista, augura su comportamiento malvado y nos predispone contra él.  

A medida que avanza la novela, Heinz Delam va dejando pistas, cabos sueltos, que intrigan al lector: “La noticia de la muerte de Bertrand me había sumido en un estado pesimista y depresivo; incluso me sentía responsable de la muerte de mi amigo. ¿Qué estaba ocurriendo? Por todas partes aparecían objetos maléficos asociados a desgracias, como ese fetiche que había hallado en la habitación de Astrid. Me pregunté si una estatuilla como aquella podía realmente afectar al destino de las personas, si su presencia en la habitación de Astrid había desencadenado el fatídico accidente de su avión”. Estas preguntas sobre la influencia de la misteriosa estatuilla en el destino de las personas nos las formulamos también los lectores. 

Nos adentramos con Albert, el protagonista, que busca a su novia Astrid, en el mundo enigmático de la selva, a través del río Congo, y bajo la amenaza constante de Libunga, cuya presencia intuimos: “Mientras tanto yo me separé de la tripulación para explorar algunos puestos que exponían animales. En uno de ellos había dos pequeños cocodrilos muertos. Me llamó la atención que estuvieran colocados frente a frente, en una pose similar a las figurillas del talismán. Instintivamente me llevé la mano al bolsillo vacío… De pronto, uno de los cocodrilos del tenderete cobró vida y, con las fauces abiertas, se abalanzó sobre mí…” 

Las respuestas a las preguntas que Albert y nosotros los lectores nos habíamos planteado las encontramos al final, en un desenlace, donde el poder del talismán se manifiesta mediante una sorprendente y, para algunos de vosotros, decepcionante, alteración del tiempo.  

Una novela, pues, como decía al principio, que reúne todos los requisitos para gustar a los lectores jóvenes. Pero vosotros, que la habéis leído, tenéis la palabra.

¿SON NECESARIAS LAS CREENCIAS PARA LA VIDA?

Los datos que se podían leer el domingo pasado en El País Semanal manifiestan que en efecto existe un deseo universal de comunicarse con los dioses, pues aproximadamente un 91 % de la humanidad es creyente, Hay miles de religiones, entre las que predominan: el islamismo (1300 millones); el catolicismo (1200 millones); el hinduismo (900 millones); y el budismo (700 millones). Todas ellas comparten las cuestiones fundamentales sobre el sentido de la vida: ¿Qué hay después de la muerte? ¿Quiénes son los mediadores entre los hombres y los dioses? ¿Cuál es la relación con el estado? 

A pesar de estos datos apabullantes, España es uno de los países menos creyentes del mundo. Concretamente ocupa el puesto 27, con un 20 % aproximadamente de personas no creyentes (en torno a 7 u 8 millones). Por otra parte, las encuestas indican una pérdida constante de las creencias religiosas en la sociedad española. Dos ejemplos: sólo un 42 % cree firmemente en la existencia de Dios; y de los cerca de un 80 % que se declara católico, sólo una cuarta parte cumple con el precepto de ir a misa semanalmente. Quizá en nuestro país el peso de la tradición sea muy grande y existan muchos católicos culturales, es decir, lo son porque socialmente es lo correcto.   

Entre los jóvenes es donde más se aprecia este abandono progresivo de las prácticas religiosas, aunque la mayoría estén bautizados. ¿Cómo podemos explicar este fenómeno? ¿Ya no son necesarias las creencias para la vida? ¿La ciencia está ganando la batalla a la religión?

14 kilómetros

Una película sencilla, como no podía ser de otra manera, sin efectos especiales y con efectos humanos, premio en el último festival de cine de Valladolid. Se nos cuenta en ella lo que normalmente no hacen los medios de comunicación, lo que ha podido ocurrir antes de la temida travesía de 14 kilómetros del paso de Estrecho. Antes de eso, como nos muestran los mapas que van intercalándose señalando las distintas rutas (a veces de ida y vuelta), kilómetros y kilómetros de desierto, toneladas de arena y pobreza, y algunos gramos de esperanza.

Nos da la impresión tras ver esta película que la travesía en cayuco no es, de ninguna manera, «lo peor»; descubrimos cual es la verdadera aventura y viajamos a algunos de los lugares de donde proceden los pasajeros de los cayucos. Y aprendemos que los verdaderos héroes y heroínas (que aquí también parecen llevar la peor parte) de nuestro tiempo, no se han de buscar en las alfombras rojas de los grandes festivales, ni en los videojuegos de turno, están mucho más cerca, a la vuelta de cualquier esquina de tu barrio.

Si quieres más información puedes ver esta rueda de prensa con parte del equipo de la película:

¿ABSOLVEMOS A PASCUAL DUARTE?

La publicación de “La familia de Pascual Duarte” en 1942 supuso una bocanada de aire fresco en la narrativa española de posguerra. En estos primeros años de la dictadura del general Franco, la novela social de los años 30 estaba prohibida y predominaba un tipo de narrativa de baja calidad, fundamentalmente la novela apologética, escrita por autores que habían participado en la guerra civil del lado de los vencedores, y la novela rosa, donde los personajes buenos siempre acababan recompensados y los malvados castigados. Pues bien, en medio de este panorama desolador, aparece “La familia de Pascual Duarte”, escrita en forma de memorias de un condenado a muerte, cuya vida está jalonada de crímenes.  Con esta historia terrible, Cela inaugura la corriente literaria del tremendismo, que tiene aspectos en común con la novela naturalista del siglo XIX, pues, al igual que les sucede a los personajes de Zola, el comportamiento violento de Pascual Duarte está condicionado por la genética y por el ambiente social en el que vive. Él mismo reconoce, en sus memorias, que hubo de heredar, para su desgracia, la mala de educación de sus padres, así como su escasez de virtudes.   

En este ámbito, desearía que situarais vuestras intervenciones sobre la novela. Me refiero a que os formuléis preguntas como las siguientes: ¿En qué medida condiciona el medio a Pascual. ¿Son sus reacciones diferentes, según el ambiente que lo rodea? Pensad, por ejemplo, en los distintos lugares por donde se mueve: el pueblo, la ciudad, la cárcel…, y relacionarlos con su comportamiento. También podéis comentar otros elementos propios del naturalismo presentes en la novela de Cela como: las taras sociales (el alcoholismo, la prostitución, la pobreza…); los defectos genéticos (el retraso mental, los problemas físicos…);  la fealdad, la falta de sensibilidad… Y la gran pregunta: ¿se considera moralmente culpable Pascual Duarte? ¿Por qué empieza sus memorias diciendo: “Yo señor, no soy malo…”?  

El que lo prefiera puede comentar lo que más le ha gustado de la novela y lo que menos; o centrarse en los demás personajes, aparte del protagonista; o en fin relacionarla con otras novelas, como “Lazarillo de Tormes”, con la que sin duda tiene filiación.

JUAN GELMAN, PREMIO CERVANTES

“Juan es de esos amigos que está realmente contigo cuando se toma una copa contigo. Su presencia no es un trámite. Le gusta atender al otro, cuidar al otro, vivir junto al otro” ha dicho del reciente Premio Cervantes,  Luis García Montero. ¿Existe otro modo mejor de querer a los amigos? 

Como poeta, reproducimos estos versos dedicados a su hijo, asesinado durante la dictadura militar en Argentina: 

“REGRESOS 

Así que has vuelto.

Como si hubiera pasado nada.

Como si el campo de concentración, no.

Como si hace 23 años

que no escucho tu voz ni te veo.

Han vuelto el oso verde,

tu sobretodo larguísimo y yo

padre de entonces.

Hemos vuelto a tu hijar incesante

en estos hierros que nunca terminan.

¿Ya nunca cesarán?

Ya nunca cesarás de cesar.

Vuelves y vuelves

y te tengo que explicar que estás muerto". 

Estos versos, dice Juan Cruz, “resonarán siempre como una daga en el cuello de los asesinos”. El poeta imagina el regreso de su hijo,  como una historia interminable que le hiere cada día. Es el dolor hecho lenguaje, el que le lleva a recordarlo, como si no hubiera pasado nada, como si la dictadura ominosa no hubiera existido. El dolor, que es amor por el hijo perdido, le hace imaginarlo vivo.  

El Premio Cervantes a Juan Gelman se ha considerado como uno de los más merecidos que se han concedido en los últimos años, pues dentro del género poético donde predominan los autores que “se esconden en las tinieblas de las palabras”, porque no saben qué decir, el poeta argentino, por su lucha permanente con ellas, por su poesía comprometida, representa justo lo contrario. 

Si queréis leer más poemas suyos, aquí tenéis una dirección:    

http://www.palabravirtual.com/index.php?ir=crit.php&wid=195&show=poemas&p=Juan+Gelman