“El perfume” es un canto al mundo de los sentidos y muy en particular al del olfato. Para disfrutar con esta novela, hay que aceptar el reto que, desde un principio, nos propone su autor: la existencia de un hombre dotado de un sentido del olfato extraordinario. Una vez asumido el personaje, la historia nos envuelve por sí sola, pues contiene los ingredientes necesarios para ello: el inicio inquietante y la capacidad de supervivencia de Grenouille; la intriga en torno a los fines que se traza y a los procedimientos que va a utilizar para conseguirlos; la desgracia que sobreviene a las personas que abandona; los crímenes que va cometiendo; etc.
Los contrastes le sirven de base a Patrick Süskind para ir elaborando la trama de esta sorprendente historia: Grenouille, el protagonista, nace en un lugar nauseabundo y, sin embargo, está dotado de un sentido del olfato fuera de lo común; su actitud con los demás es irreprochable, pero estos siente aversión hacia él por su ausencia de olor; el propio narrador omnisciente nos lo describe como una cucaracha, por su aspecto deforme, y como un monstruo por su comportamiento, pero será capaz de provocar la admiración y el amor de todos los que le rodean; etc.
Sorprende la rapidez con la que se resuelven las situaciones, en teoría, más interesantes para el lector, como la reanudación de los crímenes, años después del primer asesinato, o el momento de su detención.
De la primera, nos da cuenta, sin previo aviso, presuponiendo que el lector sabe quién es el asesino; tan sólo nos informa del hallazgo de una serie de muchachas vírgenes, todas muertas violentamente con un fuerte golpe en la nuca, desnudas y sin la cabellera. Este uso de la elipsis activa nuestra imaginación para que completemos la información que falta.
De la segunda, nos informa, poco tiempo después del último crimen, sin alargar innecesariamente este momento de la detención, porque a Süskind no le interesa generar intriga en torno a estas situaciones, que en cualquier otra novela podrían haber dado un juego extraordinario.
En cambio, se demora hasta en los más mínimos detalles al describir los olores, el proceso de aprendizaje del oficio de perfumista por parte de Greouille y, sobre todo, en los efectos que produce su perfume, que constituye el eje, en torno al que se estructura el libro:
“Mientras tanto, el pueblo del otro lado de la barricada se entregaba cada vez con más descaro a la inquietante borrachera de sentimientos ocasionada por la aparición de Greouille. Los que al principio sólo habían experimentado compasión y ternura al verle, estaban ahora invadidos por un deseo sin límites; los que habían empezado admirando y deseando, se encontraban ahora en pleno éxtasis. Todos consideraban al hombre de la levita azul el ser más hermoso, atractivo y perfecto que podían imaginar.”
Esta orgía colectiva a la que se entregan todos los que van a asistir a la ejecución es provocada por el perfume de Grenouille, que en ese momento ve satisfecha su venganza, después de haber sido criado sin amor y haber sobrevivido sin el calor del alma humana. Porque esta novela nos ofrece una visión crítica de la sociedad, donde se ponen de relieve aspectos como: el afán de poder, la hipocresía, la soledad, el deseo de venganza, etc.
Que en el siglo XVIII, donde se desarrollan los hechos, conocido como el siglo de los luces y del imperio de la razón, suceda una historia tan fantástica, donde priman el mundo de los instintos y la irracionalidad, no deja de ser una ironía y una lección moral que nos quiere dar Patrick Süskind.