Hoy hemos estado hablando en la clase de 4º de Diversificación sobre el arte en el siglo XVIII: la pervivencia del barroco, que había surgido en la centuria anterior y que se caracteriza por el dinamismo y la ornamentación, por las formas dinámicas y efectistas, y por los contrastes entre luces y sombras; el rococó, que es una derivación del barroco y se refleja sobre todo en los interiores lujosos de los palacios; y el neoclasicismo, que supone una vuelta al mundo clásico, así como a la sencillez, el equilibrio y la armonía que caracterizan a éste.
Hemos comentado que cada uno de estos estilos se relaciona con una clase social diferente: el barroco, con su excesiva ornamentación, refleja el poder de las monarquías absolutas, que quieren impresionar al pueblo; el rococó está ligado, por su lujo y ostentación, a la nobleza y a la alta burguesía; y el neoclasicismo es un reflejo de las ideas ilustradas, que buscan el bienestar de los ciudadanos mediante la construcción de edificios públicos como: hospitales, museos, bibliotecas, teatros, etc.
Esto nos ha llevado a preguntarnos con qué estilo artístico nos identificamos cada uno de nosotros: unos, los que nada más piensan en su aspecto exterior, porque se pasan el día, incluyendo las horas de clase, pintándose y acicalándose, hasta mostrar una imagen distinta de lo que en realidad son, tienen bastante que ver con el barroco y el rococó; otros, en cambio, que tratan de lograr un equilibrio entre el corazón y la razón, entre lo que sienten y lo que piensan, y que buscan la sencillez, se acercan más al neoclasicismo.
Pero, además de los citados, hay otros estilos artísticos. Por ejemplo, el romanticismo, que estamos estudiando en las clases de Lengua Española de 4º de ESO, que se opone al neoclasicismo y que se relaciona con la libertad, el sentimiento y la imaginación.
Los románticos persiguen un ideal, tal y como dice Bécquer en una de sus rimas:
Yo soy un sueño, un imposible,
vano fantasma de niebla y luz;
soy incorpórea, soy intangible:
no puedo amarte.
Esta es la mujer deseada, que sólo existe en la imaginación del poeta sevillano, aunque todos hemos sido románticos alguna vez , por ejemplo, durante los primeros momentos de nuestras relaciones amorosas, en que no vemos ningún defecto a la persona amada.
Así pues, los estilos artísticos reflejan diferentes concepciones del mundo, con las que podemos estar más o menos de acuerdo. ¿Con cuál te identificas tú? ¿Hacia qué estilo te sientes más atraído?