El pasado domingo, en El País Semanal, se publicó un reportaje titulado “Hablar no siempre es comunicar”, en el que se explican las claves para una buena intervención en público. El autor del mismo comienza contando una experiencia personal: su asistencia a la convención de una importante multinacional, en la que, a lo largo de una mañana, se sucedieron cinco intervenciones, con tan sólo la pausa para el café. Ninguno de los ponentes respetó el tiempo asignado y, además, sus exposiciones carecieron de orden. El resultado fue que las más de cien personas asistentes acabaron exhaustas, sin niguna idea clara de lo que habían escuchado y con la sensación de no saber muy bien a qué habían ido allí.
Yo y otros compañeros del centro hemos vivido experiencia similares, en jornadas y cursos destinados a docentes, porque desgraciadamente es habitual que quienes los imparten den todos los conocimientos necesarios, pero no sepan complementarlos con una buena historia, es decir, no sepan comunicar, moviendo nuestras emociones.
Vosotros los alumnos pasáis, de lunes a viernes, seis horas en el instituto, con tan sólo la pausa del recreo, a mitad de la jornada. Escucháis a seis profesores, cada uno especialista de una materia distinta. Ahora bien, ¿nos escucháis a todos con el mismo interés?, ¿os interesan todas las materias por igual?
En la entrada anterior sobre la sintaxis, algunos resaltabais lo aburrida que resulta esta parte de la lengua. Supongo que esta sensación de aburrimiento la experimentáis, con cierta frecuencia: unas veces, por la dificultad de la materia; y otras, por la explicación excesivamente fría y racional del profesor, o por la actitud desinteresada de algunos de vuestros propios compañeros.
Os invito a opinar sobre esta cuestión del aburrimiento en clase. Para facilitar vuestras intervenciones, dejo en el aire algunas preguntas:
¿Son aburridas las clases? ¿Desconectáis frecuentemente durante el desarrollo de las mismas? ¿Sabemos comunicar los profesores, además de transmitir información? ¿Conseguimos mover vuestras emociones? ¿Somos capaces de interesaros por nuestras materias?