AFTER DARK

La historia principal, que se cuenta en esta novela, la protagonizan dos hermanas, que se contraponen en lo físico y en lo psicológico. Mientras la mayor, Eri, permanece dormida en su habitación, en un último intento por escapar del cerco de insatisfacción, en el que se ha convertido su vida, la menor, Mari, sale una noche sola, fuera de su territorio, buscando algo que no encuentra en éste.

A partir de este momento, se van incorporando los demás personajes, relacionándose, de una u otra forma, con ellas, y conformando diferentes historias, levemente trabadas, porque a Murakami le gusta dejar cabos sueltos, que no siempre recoge, o crear intrigas, que no siempre resuelve. Esto hace que el lector, a medida  que avanza en la novela, se encuentre en un permanente estado de incertidumbre, que le estimula a seguir leyendo.

Como en sus novelas anteriores (“Tokio blues”, “Kafka en la orilla”…),  se trata de personajes introvertidos e insatisfechos, por diferentes motivos, que conectan con la vida cotidiana de cualquier persona: con las ilusiones que nos fabricamos en la niñez o en la adolescencia y que, frecuentemente, no se ven cumplidas; con las relaciones de amor/odio, que entablamos con nuestros seres queridos; con el mundo de los recuerdos, que permanecen en nuestra memoria y que, según Kôrogi, uno de los personajes, son el combustible que nos permite seguir viviendo.

Murakami nos invita, además, a contemplar a sus seres de ficción como si estuviéramos detrás de una cámara cinematográfica, captando sus movimientos y conversaciones o, si nos alejamos, divisando la ciudad en la que viven, los medios de locomoción que utilizan para desplazarse.

Así, alternativamente, vamos conociendo la vida de estas enigmáticas hermanas y la de los personajes con los que se relacionan: Takahasi, joven músico, marcado por una inseguridad, que le acompaña desde su infancia; Kôrogi, una mujer que trabaja a escondidas en locales de alterne; Shirakawa, ejecutivo obsesionado con su trabajo, que apenas tiene relación con su mujer; Kaoru, ex luchadora venida a menos.

Al final, como en el Romance del Conde Arnaldos, nos queda la sensación de las historias inacabadas, que el lector debe continuar en su imaginación. Quizá, sea éste uno de los principales valores de “After Dark”.

¿QUÉ ES EL AMOR?

Esto se preguntaba Andreas Capellanus en su “Tratado sobre el amor”, del siglo XII. Para Luis Alberto de Cuenca, autor contemporáneo, del que hemos leído esta mañana algunos poemas, la respuesta es múltiple.

En “El desayuno” nos propone un amor erótico, al afirmar, en los últimos versos, que lo que más le gusta de su amada es cuando llena de vida se despierta y lo primero que le dice es:

“Tengo una hambre feroz esta mañana.

Voy a empezar contigo el desayuno”

En “El espejismo” lo que le queda, después de la marcha de ella, es su recuerdo:

“Alguien me dijo que se había ido

fuera de la ciudad. Y volví a verla

cuando no estaba ya. Volví a entregarme

al dolor de sentir su lejanía

y a la añoranza de sus movimientos”

En ocasiones, trata de olvidarla, o al menos eso cree él:

“… Me cruzaba

Con ella por la calle y no era ella

quien se paraba ante un escaparate

de ropa deportiva, no era ella

quien compraba el periódico en un quiosco

y se perdía entre la muchedumbre.

Como si hubiera muerto. No era ella.

Su nombre era el de todas las mujeres.”

Sin embargo, lo que más le duele es la infidelidad o el engaño, sobre todo cuando no se lo espera:

“La noche había sido muy larga y oscura.

Quería oír tu voz. Que tus dulces palabras

me trajeran un poco de calma. Que el cariño

que sentías por mí viajara por teléfono

hacia mi corazón maltrecho y derrotado.

Quería oír tu voz y oí la de tu amante.”

A los alumnos les sorprendió este final imprevisto. Por eso, les hizo gracia, aunque el engaño forme parte de la relación amorosa, como el odio, que sólo se experimenta hacia la persona a la que se ha amado.

Los poemas de Luis Alberto de Cuenca ilustraron bien la definición del género lírico y nos permitieron hablar libremente sobre el amor: sobre cuáles son sus efectos y cómo evoluciona este sentimiento en la relación de pareja; sobre los diferentes grados de amar; sobre qué debe hacerse ante la infidelidad, el abandono o la ofensa de la persona enamorada.

Y quedaron pendientes algunas preguntas: ¿De qué forma se adquiere? ¿Qué señales nos indican que es compartido? ¿Entre qué personas puede existir?

SOBRE PREJUICIOS

Ayer, leímos, en clase de 2º del PCPI, una entrevista con el grupo cordobés Estirpe, en la que uno de sus componentes, a la pregunta “¿En qué habéis cambiado profesionalmente, a medida que habéis cumplido años?”, respondía que habían abierto su mente, se habían liberado totalmente de los prejuicios y habían ampliado sus influencias musicales.

A partir de esta respuesta, les planteé a los alumnos cómo habían cambiado ellos, desde que empezaron a estudiar en el instituto, si habían madurado, como los componentes del grupo Estirpe. 

Hubo dos reflexiones que me sorprendieron: 

  • Algunos alumnos aseguraron que ellos no se habían liberado de prejuicios, porque nunca los habían tenido, es decir, nunca habían juzgado negativamente a una persona, sin conocerla. 
  • Otros comentaron que apenas habían experimentado cambios, porque llegaron del colegio con el sambenito de torpes y, así, les han considerado en el instituto hasta la actualidad. 

La primera de estas reflexiones pone de manifiesto los valores de los alumnos, su respeto hacia las personas, con independencia de la raza y el sexo de las mismas, aunque no siempre manifiesten este respeto hacia los profesores, en las clases.

En cambio, la segunda reflexión deja traslucir su baja autoestima, su conciencia de estudiantes fracasados, en gran parte, responsabilidad de ellos mismos, por no esforzarse lo suficiente; pero, en parte, también, por el juicio negativo, que los profesores nos formamos, en ocasiones, sobre determinados alumnos, sin el conocimiento necesario.

EL LECTOR

Habitualmente he leído, primero, una novela y, después, veo su versión cinematográfica. Me vienen a la memoria grandes películas, como “La colmena” y “Los santos inocentes”, adaptaciones de novelas homónimas de Camilo José Cela y Miguel Delibes, respectivamente.

En cambio, con “El lector” me ha sucedido justamente lo contrario: hace unos meses vi la película, dirigida por Stephen Daldry y magníficamente interpretada por Kate Winslet, en el papel de Hanna, y estos días acabo de terminar la novela del mismo nombre, escrita por Bernhard Schlink.

Al leerla, he puesto rostro a los personajes, sin necesidad de imaginármelos, a partir de las indicaciones de su autor. Además, como conocía el argumento, su lectura tampoco ha suscitado en mí la curiosidad por lo que iba a suceder. Sin embargo, he disfrutado, profundizando en los personajes, deteniéndome en los motivos que les impulsan a actuar de una determinada manera, particularmente, en el caso de Hanna y el secreto de su analfabetismo; y sobre todo he disfrutado con la forma, con el estilo en el que está escrita la novela, con el poder evocador del lenguaje, que le permite al narrador-protagonista, por ejemplo, contraponer con extraordinaria eficacia sensitiva la Hanna de la que estuvo enamorado, con la que va a visitar en la prisión, veinte años después.

“El lector” es una novela sobre la seducción amorosa y el sentimiento de culpa, cuyo argumento resulta muy atractivo para los aficionados a la lectura, pues la protagonista le exige a su joven amante que le lea, en voz alta, fragmentos de obras literarias, antes de mantener relaciones sexuales; pero el pasado de ella oculta algo que cambiará las vidas de ambos, como cambió la de toda una generación de alemanes, que aceptó, de una u otra manera, las atrocidades del nazismo.

REDES SOCIALES DE INTERNET

Las nuevas tecnologías de la información y la Comunicación han transformado la relación entre las personas. El instrumento que más ha contribuido a ello ha sido Internet y, dentro de esta, las llamadas redes sociales (Tuenti, Facebook, Twitter…), nos permiten vincularnos a centenares de personas, muchas de las cuales eran desconocidas para nosotros.

En España, los usuarios de estas redes han aumentado en el último año, de cuatro a ocho millones. De hecho, somos el segundo país del mundo que más las utiliza. Como dato anecdótico, pero significativo, puedo decir que, hace unos días, en una charla informativa, sobre los riesgos del uso de Internet para los jóvenes, celebrada en nuestro centro, el inspector que la impartía, Israel Gordillo, preguntó a los asistentes, alumnos del primer ciclo de ESO, quiénes utilizaban redes sociales y levantaron la mano la mayoría de ellos.

Hasta hace relativamente poco, nos relacionábamos con personas que formaban parte de nuestra familia, estudiaban en el mismo centro o trabajaban en la misma empresa, y vivían en el mismo lugar. Pero hoy día nuestro círculo de amistades o conocidos se puede abrir muchísimo más, a través de las redes sociales de Internet, donde subimos y compartimos fotos con otras personas, intercambiamos mensajes…

Para comentar sobre este tema, os dejo en el aire algunas preguntas: 

  • ¿Existe adicción a las redes sociales de Internet, como Tuenti, Facebook o Twiter?
  • ¿Por qué han tenido tanta aceptación, sobre todo, entre los jóvenes?
  • ¿Son perjudiciales o, por el contrario, se pueden considerar como instrumentos para comunicarnos y mejorar nuestras habilidades sociales?
  • ¿A causa de estas redes están los jóvenes encerrados en casa todo el tiempo?
  • ¿Suspenden más los alumnos que las utilizan?
  • ¿Por qué creéis que España es el segundo país del mundo que más se sirve de ellas?

LA IMAGEN DE LA ENSEÑANZA EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

Estoy escuchando un programa de radio sobre la enseñanza en Andalucía y todos los testimonios que se recogen son negativos: 

  • Una profesora que tuvo que denunciar su caso a la policía, porque el Jefe de Estudios de su centro consideró como algo perteneciente al ámbito privado los insultos que había recibido en la “Tuenti” de un alumno.
  • Un profesor que, después de 22 años en la enseñanza, se ha visto obligado a abandonarla, porque no puede impartir sus clases con normalidad, debido al mal comportamiento de los alumnos.
  • Padres y madres que, cuando se les comunica un parte de conducta inadecuada de su hijo, van al centro para protestar y no para informarse de lo sucedido.
  • Numerosos casos de amenazas de alumnos a profesores.
  • Un alumno que citó en la calle a un profesor para pegarse con él, porque le obligaba a estudiar en clase.

La conclusión a la que llega la presentadora del programa es que la falta de autoridad del profesorado y la ausencia de valores entre los alumnos están deteriorando la educación en nuestro país.

No voy a poner en duda la veracidad de estos testimonios; pero sí que se hayan recogido únicamente los que ponen de manifiesto la falta de actitudes para el estudio del alumnado y, sobre todo, comportamientos inadecuados, que incluyen la mayoría de ellos amenazas orales o escritas a los profesores. A esto, además, hay que añadir la indiferencia de los equipos directivos, representados por el citado Jefe de Estudios.

Da la impresión de que los periodistas que han preparado el programa de radio tenían la intención de ofrecer una visión muy negativa de nuestro sistema educativo, que, por otra parte, es la visión que se ofrece habitualmente en los medios de comunicación.

Si, en verdad, las cosas fueran así, si las relaciones entre los alumnos y profesores fueran como se describe en el programa, la convivencia en las aulas sería imposible y habría que cerrar los centros de enseñanza.

Afortunadamente, la mayoría de los alumnos son respetuosos con los profesores y respetan las reglas que regulan la vida en común, aunque hay un porcentaje significativo de ellos, que se sienten obligados a estudiar y, por consiguiente no están a gusto en los centros.

Busquemos soluciones  para estos alumnos, ofreciéndoles vías diferentes para completar los estudios de secundaria, donde se combinen actividades de iniciación profesional con la enseñanza de materias comunes a los demás alumnos. Y algo muy importante: para aquellos que presenten déficit competencial en alguna asignatura, que la Administración dé a los centros, incluidos los de enseñanza primaria, suficiente número de horas de refuerzo y apoyo, para que este déficit no se enquiste y se vuelva irreversible, provocando desinterés y hostilidad hacia el sistema educativo.

BUSCANDO UNA ILUSIÓN

Ayer, por la tarde, monté en el autobús urbano “buscando una ilusión cándida y vieja”, que diría Machado. No sabía si de amor o de odio, si de esperanza o desesperanza, si de alegría o tristeza, cuando, al desviar la mirada hacia la puerta central, allí estaba la poesía andante, recorriendo las calles y las plazas de Córdoba, como los caballeros medievales:

“Pintada, no vacía:
pintada está mi casa
del color de las grandes
pasiones y desgracias.”

Estos son los primeros versos de un poema de Miguel Hernández, donde, tras lamentar el estado en que se encuentra su casa, expresa su esperanza de que florezcan los besos sobre las almohadas y de que el odio se amortigüe detrás de la ventana.

Me adentré hasta el final del autobús, con el deseo de que la ilusión fuera doble y, de nuevo, allí estaba en la puerta, invitándome a que la leyera:

“El viento de la fortuna
nunca deslizó mi barca
ni la llevó río arriba
con las velas desplegadas.”

También Concha Lagos, a quien pertenecen estos versos, lamenta su mala fortuna, y también, como Miguel Hernández, deja un hueco para la esperanza:

“El viento de la fortuna
es lanzar a tiempo el ancla,
tocar fondo y esperar
la segura luz del alba.”

Gracias, nuevamente, a Cosmopoética por estos dos regalos, este año no tan inesperados.