BABELÂ
Alejandro González Iñárritu  2006Â
Me quedo con cuatro imágenes: la del rico empresario japonés abrazado a su hija desnuda; la del pobre campesino marroquà que estrecha entre sus brazos el cadáver de su hijo mayor; la de la niñera mexicana fundida en un abrazo con su hijo, después de ser deportada; y la del turista norteamericano abrazado figuradamente a su hijo pequeño, a través de la lÃnea telefónica. Son imágenes que entrelazan las cuatro historias que se cuentan en la pelÃcula y que reflejan el drama individual y colectivo del ser humano: la incomunicación, la pobreza, la insolidaridad, el dolor por la pérdida de un ser querido.   Merece la pena verla, por su formato innovador â??se van alternando imágenes de las cuatro historias, estableciéndose con sutilidad paralelismos y contrastes entre ellas, hasta convertirlas en una sola- y, sobre todo, por su contenido social, por su compromiso con el ser humano, por su apuesta por la diversidad de culturas y porque, en el fondo, su mensaje último es muy simple, pero muy profundo, al mismo tiempo: somos diferentes, pero somos iguales, como en Babel.                               Â
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Magnífica película, de belleza serena y demorada pese a la dureza de la trama. Reflexión sobre la fragilidad de la vida que nos hace más conscientes del milagro que representa seguir vivos cada minuto. No os la perdáis.
Una película de la quedan momentos emocionantes y terribles, y un sabor amargo. Además, en pocas ocasiones me ocurre, sigo pensando en algunos personajes y en qué va a ser de ellos, después de que la pantalla del cine se apaga y todo el mundo sale de la sala.