El País Semanal de ayer, publicó un reportaje sobre las reacciones de ira de las personas, donde se afirma que esta emoción puede tener justificación, cuando nos sentimos amenazados, pues en estas situaciones nos da fuerzas para protegernos. Sin embargo, no suele ser una respuesta eficaz para comunicarse, por lo que tiene de irracional y sobre todo porque “nadie quiere relacionarse con una persona que estalla de forma descontrolada y hace cosas que luego cuesta olvidar”.
Le sucedió ayer al segundo entrenador del Atlético de Madrid que, indignado por las decisiones del árbitro, que en su opinión habían perjudicado gravemente a su equipo, se dirigió a él de forma agresiva y amenazante, una vez finalizado el partido contra el Real Madrid.
Los profesores, en ocasiones, exasperados por el mal comportamiento de los alumnos, reaccionamos airadamente, en especial los que demostramos quizás una excesiva paciencia con ellos, tolerando actitudes contrarias a la vida académica como: hablar reiteradamente con el compañero, mientras el profesor explica o tiene la palabra otro compañero; proferir tacos o utilizar expresiones malsonantes; hacer manifestaciones insolidarias o discriminatorias hacia determinados sectores sociales; etc.
Personalmente me sucedió hace dos semanas, cuando asistía a la dramatización de escenas de Tres sombreros de copa por los alumnos de 4º de ESO y uno de ellos destacó los defectos en la interpretación de sus compañeros. No supe o no puede controlarme y respondí con ira a sus comentarios, generando un clima de crispación en la clase. Afortunadamente, otros alumnos o, para ser exactos, otras alumnas, intervinieron con la intención de calmarme y lo consiguieron.
Pero también entre el alumnado se producen estas reacciones, que con frecuencia tienen su origen en el ambiente donde viven, pues las personas, cuando son niños o adolescentes, actúan por imitación. En estos casos, somos los profesores los que llamamos la atención sobre la necesidad de controlar la ira y buscar alternativas más saludables para mostrar el enfado, como localizar el motivo del mismo y preguntarse si justifica la respuesta, es decir, pensar antes de actuar.
En el ámbito literario, igualmente, se dan reacciones descontroladas que desencadenan consecuencias dramáticas, como la de Sempronio y Pármeno que acaban matando a la vieja Celestina, porque esta se niega a compartir con ellos la parte del botín que le había entregado Calisto; o en La vida es sueño, la de Segismundo, encerrado desde su nacimiento por la predicción de un horóscopo, que se comporta de modo despótico lanzando por la ventana a un criado, cuando su padre lo pone a prueba en palacio.
Así pues, no faltan ejemplos, ni en la vida ni en la literatura, de reacciones coléricas, como si las personas y los seres de ficción necesitáramos escenificar el enfado para hacerlo más real. Quizá nos falte entrenamiento y pensar más en los demás para controlarnos.
Los ataques de ira nunca traen nada bueno, a veces acaban en discusiones, y otras tantas en peleas. A todo el mundo le ha pasado alguna vez, ya sea porque estamos saturados o porque nos da mucha rabia la situación y tenemos que reaccionar así, o simplemente algunas personas que por el hecho de llevarles la contraria reaccionan así; en mi clase sucede y, hablando claramente, parece una becerra cuando le pasa esto.
A mí también me ocurre mucho, pero cuando ya he aguantado demasiado y estoy saturada.
De todas formas, estas conductas no está bien, porque, si en vez de reaccionar así, nos tranquilizáramos, podríamos solucionar racionalmente muchísimos conflictos que surgen cuando alguien reacciona airadamente.
Pienso que no debemos sacar los defectos que hemos tenido cada uno porque los que lo hacen también pueden haber tenido sus defectos , aunque no es cuestión de decírselos, porque no se sentirían bien.
También a veces, cuando estamos con actitudes inapropiadas, es bueno que un profesor se ponga en su lugar sin dejar pasar mucho esas actitudes, porque no están bien y es bueno que nos llame la atención, porque de esa manera nos damos cuenta de que lo que hacemos no es correcto y así aprendemos a estar en cualquier sitio de una manera formal y con educación. Quiero decir que es bueno que los profesores se crispen de vez en cuando para corregir nuestros actos inadecuados.
Las respuestas espontáneas de ira o furia, siempre son problemáticas, de un modo u otro. Lo problemático de esto es que hay algunas personas, entre las cuales me incluyo, que en ocasiones no se enfadan ni se molestan por nada, pero en otras saltan a la mínima de diferentes formas (gritando, insultando a cualquiera…). Lamentablemente, mis reacciones pueden ser violentas y lo que más me duele es que la mayoría de las veces estas reacciones afectan a mis amigas y les causo más dolor del que imaginaba y por mucho que lo intente no es nada fácil evitar hacerlo. Por esto digo que yo soy el claro ejemplo de lo malos y peligrosos que son los ataques de ira y el dejarte llevar por los nervios.
También me gustaría decir que a las personas como yo las tachan de bipolares o violentas y no es así, simplemente nos ponemos nerviosos de forma espontánea o incluso los demás nos provocan estos nervios, y en esas ocasiones hay que tratar de calmarlos y no contestar del mismo modo, ya sea mediante violencia o mediante gritos.
A veces, las personas más tímidas o más reservadas,las que siempre se callan lo que piensan, si los demás hablan de algo y ellas no tienen esa forma de pensar, son las que se van guardando las cosas para sí, y eso llega un momento que pone fin y sacas todo lo que llevas tiempo guardando,sacando la ira acumulada,pero le puede pasar a cualquiera y puede que muchas veces lo hagas con la persona inadecuada.
En mi caso es así,no suelo decir lo que pienso y, si me pasa algo, suelo callarme,pero deberíamos contar nuestros problemas para sentirnos mejor y controlarnos un poquito nuestra ira.
Yo creo que lo que yo tengo, lo aprendí de mi difunto padre. Él era muy agresivo y creo que por él soy así de agresiva, por así decirlo. Porque puedo estar algunas veces, nerviosa y, otras, pues muy agresiva. Pero lo que yo opino es que cualquiera puede tener ataques de ira, simplemente porque está harto de la situación en la que vive o convive con familia o amigos o en clase. Y tiene de repente ataques de ira, en los que puedes hacer daño a alguien sin prentenderlo si quiera. Entonces esa es mi conclusión, cuando me dicen cosas malas y tal, pues me pongo mal y tal vez les respodo mal también. Hay veces que sencillamente paso. Esa es mi opinión.
La verdad, yo no me siento identificada con este tipo de comportamiento, pues no soy una persona que a menudo suela explotar en un ataque de ira.
Si tengo algún problema con un amigo o familiar, prefiero hablar las cosas tranquilamente, pues sé que, si reacciono con ira, no soluciono nada.
También he aprendido que muchas veces le damos demasiada importancias a problemas que realmente no la tienen, y mi actitud ante estos problemas es la indiferencia, pues sé que no sirve de nada preocuparme por algo que dentro de pocos días se va a solucionar y va a ser olvidado.
Como conclusión de todo esto, sólo quiero añadir que la vida es demasiado corta como para enfadarse y actuar así, que podemos distraer nuestra mente y eliminar la ira mediante nuestras actividades favoritas: leer, dar un paseo, escuchar música…
Todas las personas podemos llegar a tener un ataque de ira, unas personas pueden llegar a tener más y otras menos, pero el caso es preguntarse por qué tienen esos ataques de ira. Unas personas porque pueden escuchar o ver algo que las saque de quicio poniendo su ira a prueba; otras por soportar algún comportamiento inadecuado o no correspondiente con lo habitual, haciendo de este modo que una persona acabe enfadándose como hemos visto antes en el ejemplo del entrenador del atlético contra el arbitro, pues no estaba contento con el arbitraje y acabo enfadándose y sacando a la luz su ira.
La cuestión es intentar no enfadar a las personas, y mucho menos sacar a la luz su ira o furia, ya que estas nos podrían perjudicar, porque una persona cabreada muchas veces no sabemos cómo puede responder o reaccionar.
Yo pienso que los ataque de ira hay que intentar controlarlos, aunque hay situaciones que son imposibles de controlar, y por eso comenzamos a gritar o a pelearnos con otra personas que son importantes para ti.
Lo peor es que, cuando te dan esos ataques incontrolables y comienzas pelearte con otra persona, cuando consiguen separarte y la ira se te va, hay veces que te sientes mal por la persona con la que te has pegado o a veces sientes alivio, porque los ataques de ira una no los tiene porque sí, hay veces que una persona ha estado atacando y que en un momento determinado no consigue controlarse.
Pero pienso que la ira se puede controlar, porque es algo que esta en la mente.
La ira, en verdad, como dicen mis compañeros, no trae nada bueno, pero hay veces que una persona se puede cansar tanto de una situación, que su única forma de desahogarse es pagándolo con los demás.
En mi clase hay veces que pasa eso, pero los que somos más tranquilos, como que pasamos del tema, aunque a mí en verdad me gustaría que no pasara más eso.
En verdad, me considero una persona tranquila, y sí he tenido mis ataques de ira, pero porque no soportaba mas la situación, yo aprendí que antes de hacer las cosas debes pensarlas, porque a lo mejor te pueden perjudicar.
Yo opino que la ira no es nada de buena, porque es diferente a un enfado; porque en momentos de ira no sabes ni lo que dices ni lo que puedes llegar a hacer en un momento determinado, porque al estar alterado no piensas en nada y en caliente menos y después te arrepientes de lo dicho y no hay marcha atrás.
Todos en algún momento hemos tenido algún ataque de ira; hemos dicho cosas sin pensar y al día siguiente nos hemos arrepentido, cuando ya no había manera de arreglar las cosas,por eso, hay que pensar que decir antes de hablar las cosas.
Pienso que los ataques de ira no están bien, pero también hay personas que no son capaces de controlarlos. Yo personalmente no me considero una persona que me ponga histérica, porque creo que me sé controlar, pero tengo amigas a las que les pasa eso. Cuando se sienten atacadas reaccionan muy bruscamente, pegando voces. Esto también le pasa a mi profesor Matías, que cuando se enfada mucho con algún alumno siempre la paga con otro, porque ya está nervioso y todo le molesta aunque sea un pego. Pero, bueno, yo a esas personas las comprendo, porque a mí también me ha pasado alguna que otra vez, aunque no está bien y tenemos que aprender a tranquilizarnos y pensar dos veces antes de hablar.
Yo particularmente soy muy pero que muy nervioso,y tengo prontos muy malos.Pero siempre me controlo, porque no es de ser un caballero dar el espectáculo en cualquier sitio.Hay que comportarse, pero también cada uno tiene un limite.Hay que evitar siempre hablar mal o tener gestos de mala educación, aunque nos cueste, hay siempre que mantener las formas.Y a quienes les dé igual todo y la formen donde sea, pues simplemente me compadezco de ellos, ya tienen bastante con ser como son.
La ira, cada persona tiene su ira, hay gente que tiene mucha, hay gente que tiene poca y otras personas que son pacíficas y se supone que no tienen ira. Este sentimiento se produce cuando te gastan bromas seguidamente, te dan un «choto», te insultan de cachondeo, y acaban enfadándote.
Por eso, digo que las personas pacíficas llega un día en el que explotan y lo veo normal. Yo hace dos semanas exploté, porque hay un tío que se cree chulo y no llega ni a la mitad y siempre te tienes que quitar para que pase; pues yo bajaba la escaleras, el subía y me puse fuerte para que no me tirara y lo tire yo. Como estas situaciones hay miles: en el recreo, por ejemplo, a uno de los porteros le tienes que callar, porque si no te come; desde que lo callé, no ha vuelto a subirme el tono de voz, porque estas personas se creen que son mas que tú. Como este, podría seguir poniendo ejemplos del INSTITUTO, pero cero que es suficiente para expresar mi opinión.
Yo creo que para entrar en ira no hace falta nada más que dos factores: la persona que es crispada hasta el punto de llegar a ira y el que hace que esa persona llegue a la ira; es normal que a todos se nos haya ido un poco de las manos nuestro carácter y hayamos saltado de forma incorrecta pero, cuando hay gente que va con intencion de amenazar o de hacer daño con palabras lo único que consigue es que al que amenaza entre en un nivel en el que no controla su ira. Todos tenemos ese nivel de ira.
Los ataques de ira, algunas veces pueden estar justificados, aunque no es la mejor manera de actuar, pero ante la impotencia hay veces que estallamos. Hay personas que son especialmente irritantes, chillonas, que sacan de quicio y nos ponen de los nervios. Aunque no las soportemos, hay que controlarse en esas situaciones incómodas.
Yo soy una persona muy paciente y tranquila, pero incluso a mí me sacan de mis casillas, y es muy difícil aguantar a una persona irritante durante mucho tiempo y acabas saltando, o cuando llevas un día largo y viene algún gracioso/a y acabas soltando lo primero que se te pasa por la cabeza, de las personas así suelo pasar por completo y me suelo controlar.
La actitud del segundo entrenador del Atlético ante el Madrid fue muy irresponsable y estoy segura de que se acabó arrepintiendo, también pienso que este fue un caso extremo y que jamás debemos tomar este de ejemplo.
Yo pienso que los ataques de ira, hay que saber controlarlos y evitarlos, pues siempre llevan detrás enfados y discusiones que a veces no llegan a tener sentido por el simple hecho de contestar con una ira, pues luego te arrepientes.Creo que la ira hay que agitarla, porque las cosas se pueden llegar a entender hablándolas con respeto y paciencia. Antes de llegar a la ira, es preferible respirar dos veces y decir lo mismo que quieres decir cuando tienes ira, pero más sosegadamente, más educadamente, y más razonadamente. Eso evitara daños colaterales, peleas, conflictos, ataques y consecuencias que nos pueden llevar a terrenos complicados
Hay personas que piensan que controlar la ira es algo demasiado fácil de hacer, que con tan solo calmarse y mantenerse correctamente se puede conseguir. Sin embargo, no comparto ésta opinión. La ira es un sentimiento muy difícil de controlar. Es cierto que en algunas ocasiones es más fácil controlarla que en otras, pero debemos reconocer que todos en alguna ocasión hemos mostrado la ira. En la mayoría de las ocasiones es una acción negativa y que siempre trae problemas, un ejemplo es cuando te enfadas con tu hermano. Lo correcto sería evitar el problema y controlar tu ira dialogando o bien, desapareciendo y dejándolo solo. En algunas ocasiones defiendo la actuación de ira. Un ejemplo es ante los comentarios de tus amigos, cuando ya has intentado dialogar y por más que lo intentas ellos siguen comentando malamente de ti. Otro ejemplo sería la noticia que te llega de la policía sobre el asesino de un familiar tuyo. Creo que ante este caso ninguna persona sería capaz de controlar su ira, siendo así un caso justificado.
Personalmente, me considero una persona que no sabe controlar su ira en la mayoría de las ocasiones. Supongo que lo debería cambiar, pero pienso que es complicado cambiar la forma de ser de alguien.
En cuanto al caso del entrenador del Atlético de Madrid, pienso que fue una reacción de lo más normal, sobre todo si se trata de un partido de fútbol tan importante y con tanta gente poniéndole de los nervios. Yo hubiera reaccionado igual ante esa situación, de hecho, me ha pasado más de una vez viendo un partido de fútbol desde la televisión. La mayoría de las personas que reaccionamos con ira no pensamos lo que hacemos y lo que decimos, pero al cabo de media hora más o menos nos damos cuenta de nuestro error. Supongo que al entrenador le pasó algo parecido.
Pienso que no debemos sacar los defectos que hemos tenido cada uno porque los que lo hacen también pueden haber tenido sus defectos , aunque no es cuestión de decírselos, porque no se sentirían bien.
También a veces, cuando estamos con actitudes inapropiadas, es bueno que un profesor se ponga en su lugar sin dejar pasar mucho esas actitudes, porque no están bien y es bueno que nos llame la atención.
Yo creo que ataques de ira les ocurren a todo el mundo en algunos momentos de su vida, aunque algunos no quieran reconocerlo. Yo reconozco que a veces, de callarme y aguantarme cosas que me molestan, termino estallando y luego, cuando se me ha pasado, me siento mal por haber reaccionado así. La gente reacciona así por distintos motivos, unos por callarse muchas cosas, como yo, otros porque llevan un día muy agobiado y terminan explotando y otros por cualquier otro motivo. Yo creo que no tendría que callarme las cosas y decirlas calmada antes de enfadarme así, porque esos ataques nunca llevan a nada, solo a peleas y discusiones.