Mario Benedetti, que falleció ayer, también fue, como Lorca, un poeta solidario. Escuchar su voz cálida y dulce recitar, junto al cantautor Daniel Viglietti, el poema “Desaparecidos” es ponerse en el lugar de los familiares y amigos de estos y compartir con ellos el dolor inconsolable de la desaparición; pero sobre todo es meterse en la piel de los propios desparecidos e imaginar el momento en que los militares llegaron a sus casas y los detuvieron sin motivo, sus preguntas sin respuestas, sus últimos recuerdos…
Desaparecidos
Están en algún sitio / concertados
desconcertados / sordos,
buscándose / buscándonos
bloqueados por los signos y las dudas
contemplando las verjas de las plazas
los timbres de las puertas / las viejas azoteas
ordenando sus sueños, sus olvidos
quizá convalecientes de su muerte privada
nadie les ha explicado con certeza
si ya se fueron o si no
si son pancartas o temblores
sobrevivientes o responsos
ven pasar árboles y pájaros
e ignoran a qué sombra pertenecen
cuando empezaron a desaparecer
hace tres cinco, siete ceremonias
a desaparecer como sin sangre
como sin rostro, y sin motivo
vieron por la ventana de su ausencia
lo que quedaba atrás / ese andamiaje
de abrazos cielo y humo
cuando empezaron a desaparecer
como el oasis en los espejismos
a desaparecer sin últimas palabras
tenían en sus manos los trocitos
de cosas que querían
están en algún sitio / nube o tumba
están en algún sitio / estoy seguro
allá en el sur del alma
es posible que hayan extraviado la brújula
y hoy, vaguen preguntando preguntando
dónde carajo queda el buen amor
porque vienen del odio
Pero escuchar su voz es escuchar también la voz del hombre enamorado:
Porque te tengo y no
porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu imagen
y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mí
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
corazón coraza
porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro
porque tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre
y tienes frío
tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque
la noche pase y yo te tenga
y no.
Benedetti expresa en este poema el deseo, pero, al mismo tiempo, la imposibilidad de poseer totalmente a la persona amada, por eso, sufre cuando la mira y cuando no la mira.
Gracias a Benedetti por ayudarnos tanto en «nuestra vida, ese paréntesis» con poemas como éste:
Cuando el no ser queda en suspenso
se abre la vida ese paréntesis
con un vagido universal de hambre
somos hambrientos desde el vamos
y lo seremos hasta el vámonos
después de mucho descubrir
y brevemente amar y acostumbrarnos
a la fallida eternidad
la vida se clausura en vida
la vida ese paréntesis
también se cierra incurre
en un vagido universal
el último
y entonces sólo entonces
el no ser sigue para siempre
Pingback: Rincón Solidario » Blog Archive » Se fue Mario Benedetti
Se nos va un grande, pero nos quedan sus poemas y legajos de su alma desperdigados en ellos… un poeta universal, no se muere con el cuerpo, si no cuando lo olvidan y se apagan sus poemas y es difícil que eso pase con Benedetti.
Es difícil elegir un poema suyo pues todo ellos fueron y son una maravilla, dejo aquí el enlace a su obra:
http://www.avantel.net/~eoropesa/html/poesia/mbenedetti1.html
Un saludo.
Pingback: Igualdad » Blog Archive » El sexo de los ángeles
¡Oh, vaya! ¡Yo que me las doy de aficionada a la lectura y a la que le encanta escribir, y nunca había oído hablar de Mario Benedetti! Gracias a esta entrada, y al leer el poema que en ella se encontraba, me he puesto “manos a la obra”, y he buscado información de este personaje. Me ha encantado conocer cosas sobre este poeta, y sobre todo me ha fascinado un poema, que he leído en la página proporcionada por mi compañero Antonio Morales. Éste se titula “Pasatiempo”, y dice así:
Cuando éramos niños
los viejos tenían como treinta
un charco era un océano
la muerte lisa y llana
no existía.
Luego cuando muchachos
los viejos eran gente de cuarenta
un estanque un océano
la muerte solamente
una palabra.
Ya cuando nos casamos
los ancianos estaban en cincuenta
un lago era un océano
la muerte era la muerte
de los otros.
Ahora veteranos
ya le dimos alcance a la verdad
el océano es por fin el océano
pero la muerte empieza a ser
la nuestra.
Me ha llamado mucho la atención, porque esto es así 100%. Aunque todavía no he alcanzado las dos etapas últimas, estoy totalmente de acuerdo con el poema. Sobre todo sobre la muerte, ya que cuando nacemos y somos niños, esto no importa y aunque muera gente alrededor nuestro no nos damos cuenta, e incluso a veces nos es indiferente. Cuando crecemos y somos adolescentes la muerte significa eso, muerte. Pero cuando uno se hace mayor, nos vamos dando cuenta de que la gente con la que nos criamos va muriendo a nuestro alrededor. Y que poco a poco se aproxima nuestra hora.
Me parece un poema precioso y el cual te hace reflexionar sobre nuestra vida. Espero que a vosotros también os guste como a mí.
Increíble, Benedetti…, lo descubrí este verano pasado y me encantó. Sus poemas son una evocación de la hermosura…, un destello de humanidad…, ese algo que todos (o eso espero…) tenemos dentro, y que nos hace soltar una lágrima en determinados momentos.
Y tan solidario, tan militante y consecuente…
Muchos conoceréis su biografía mucho más que yo, estoy segura, aún tengo una corta edad y otros una larga experiencia y muchas vivencias, pero me encantan muchos de sus poemas, aún no he probado a leer ninguna de sus novelas, aunque sería un buen regalo (ya sabeis, mi cumpleaños es el 5 de Agosto).
No me quedo con ninguno de sus poemas que he leído, porque absolutamente todos me han transmitido algo…
Sin embargo hoy y ahora me decanto por éste, es una preciosidad…, repleto de dulzura…, y hoy estoy alegre y optimmista.
Tus manos son mi caricia,
mis acordes cotidianos;
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia.
Si te quiero es porque sos
mi amor, mi cómplice, y todo.
Y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.
Tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada;
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro.
Tu boca que es tuya y mía,
Tu boca no se equivoca;
te quiero por que tu boca
sabe gritar rebeldía.
Si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo.
Y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.
Y por tu rostro sincero.
Y tu paso vagabundo.
Y tu llanto por el mundo.
Porque sos pueblo te quiero.
Y porque amor no es aurora,
ni cándida moraleja,
y porque somos pareja
que sabe que no está sola.
Te quiero en mi paraíso;
es decir, que en mi país
la gente vive feliz
aunque no tenga permiso.
Si te quiero es por que sos
mi amor, mi cómplice y todo.
Y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.
Yo hace muchos años que descubrí a Mario Benedetti, porque en mi casa es todo un clásico. Ha sido uno de los escritores favoritos de mis padres y, por ello, he tenido la oportunidad de leer y escuchar muchos de sus poemas, y digo escuchar, porque algunos son cantados por voces tan importantes como Serrat. El más famoso que es acompañado por música creo que es el que ha escrito Alicia en su intervención anterior.
Hace bastante tiempo leí el poema que voy a transcribir ahora para que tenga oportunidad de leerlo el que no lo haya hecho todavía y estoy segura que os va a encantar:
Hagamos un trato
Compañera,
usted sabe
que puede contar conmigo,
no hasta dos ni hasta diez
sino contar conmigo.
Si algunas veces
advierte
que la miro a los ojos,
y una veta de amor
reconoce en los míos,
no alerte sus fusiles
ni piense que deliro;
a pesar de la veta,
o tal vez porque existe,
usted puede contar
conmigo.
Si otras veces
me encuentra
huraño sin motivo,
no piense que es flojera
igual puede contar conmigo.
Pero hagamos un trato:
yo quisiera contar con usted,
es tan lindo
saber que usted existe,
uno se siente vivo;
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos,
aunque sea hasta cinco.
No ya para que acuda
presurosa en mi auxilio,
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe que puede
contar conmigo.
Me parece precioso lo que Benedetti nos quiere transmitir, el ser humano necesita del ser humano y para ello tienen que contar el uno con el otro.
Espero que disfrutéis del poema.
Vaya, Matías, veo que te me adelantaste. El mismo día que vi la noticia en televisión de su fallecimiento me acordé de ti, y pensaba contártelo, por si no lo habías visto, pero veo que no hacía falta que te avisara.
Sinceramente, nunca había escuchado hablar de este gran poeta de nacionalidad uruguaya, que sin duda alguna, desde el momento en que le vi, me cautivó. Es uno de los poetas más grandes, cuya obra abarcó los géneros narrativos, dramáticos y poéticos. Asimismo, fue autor de ensayos y su voz recitando sus poemas fue grabada en varios casetes y CDs en compañía de Daniel Viglietti, como se puede ver en el enlace de la entrada “Desaparecidos”, o en solitario. He destacar que tiene cierto parecido con poetas de la Generación del 27, en el tema del exilio, ya que él también tuvo que exiliarse durante unos años de su país, cuando el Golpe de Estado del 27. De hecho, pasó un tiempo en España, concretamente en Madrid.
Sus poemas son de lo más bello que había leído nunca, y, por ello, elegir uno de ellos me es muy difícil, porque cada uno tiene algo de especial, algo que te conquista y te llena. Sin embargo, aprovechando mi estado de alegría y felicidad, junto a mi pareja, me decanto por este poema, el cual va directamente dedicado para ella:
«Por siempre»
Si la esmeralda se opacara,
si el oro perdiera su color,
entonces, se acabaría
nuestro amor.
Si el sol no calentara,
si la luna no existiera,
entonces, no tendría
sentido vivir en esta tierra
como tampoco tendría sentido
vivir sin mi vida,
la mujer de mis sueños,
la que me da la alegría…
Si el mundo no girara
o el tiempo no existiese,
entonces, jamás moriría
Jamás morirías
tampoco nuestro amor…
pero el tiempo no es necesario
nuestro amor es eterno
no necesitamos del sol
de la luna o los astros
para seguir amándonos…
Si la vida fuera otra
y la muerte llegase
entonces, te amaría
hoy, mañana…
por siempre…
todavía.
Antes de finalizar con mi intervención, me gustaría hacer una aportación dejando el siguiente enlace, que encontré mientras investigaba sobre Mario Orlando Hardy Hamlet Brenno Benedetti Farrugia, nombre real del poeta, que me dejó alucinado de lo largo que es.
http://www.sololiteratura.com/ben/benedettiprincipal.htm