Hace unos años, os pedimos que seleccionarais, entre todas las palabras de la lengua española, la que más os gustaba. Yo recuerdo que escogí “ultramarinos”, por lo bien que suena y por los recuerdos que evoca de mi infancia.
Ayer, leyendo el periódico El País, me encontré con un artículo en el que su autor, Fernando Royuela, comentaba justamente el tipo de palabras contrario: las que más aborrecía. A este escritor le parecían detestables, entre otras: “excelencia”, “líder” y “reto”. Detrás de estas palabras, en su opinión, se esconden agazapadas ideas propias del mundo empresarial globalizado, que pretende imponer estilo, estereotipando los comportamientos. Así “excelencia” le suena a vasallaje absolutista; “”líder” le hace imaginar un caudillo montado a caballo y jaleado por una masa amorfa; y “reto” le sugiere “trabajar el doble por la mitad”. En el fondo, se trata de eufemismos que pervierten los valores y acaban con la dignidad de los trabajadores.
Lo cierto es que las palabras tienen dos tipos de significado: el denotativo, que es el que recoge el diccionario, y el connotativo, que es el que nos evocan las palabras en un contexto determinado. Este segundo está cargado de subjetividad y depende, en gran parte, de la experiencia personal del hablante. Por ejemplo, la palabra “amor” tiene diferentes connotaciones para la persona enamorada y correspondida en sus sentimientos, que para quien acaba de sufrir un desengaño amoroso.
Teniendo todo esto en cuenta, os proponemos que escojáis, entre todas las palabras del castellano, la que en este momento de vuestra vida más aborrecéis.
A mí personalmente una de las que me resulta más despreciable es “corrupto”, que se aplica a los individuos que se dejan sobornar, para conseguir algo ilegal o inmoral de ellos. Odio esta palabra, que escuchamos habitualmente en los medios de comunicación, y me gustaría dejar de escucharla.
Hola Matías.
He entrado en el blog, pues de vez en cuando, si tengo un ratillo, me gusta leer tus artículos y algún comentario.
No he podido resistirme a escribir la palabra que junto a otras borraría de este mundo complejo que es el lenguaje.
Esa palabra es «sufrimiento».
Sólo escucharla, me produce una sensación de tristeza que me permite intuir lo que las personas que la padecen pueden llegar a sentir, deseando que nadie la experimentara nunca.
Un saludo
Una palabra que aborrezca mucho…, pensándolo un poco encuentro tres palabras que en este momento de mi vida no me agradan: mascota, prohibido y silencio.
La primera, simplemente porque creo que no deberían existir mascotas, animales a los que se les impone vivir en un determinado sitio, comer una determinada comida, y vivir de una determinada manera para que sean nuestros juguetes, nuestra diversión…, sin mirar por su bienestar.
La segunda palabra me inspira imposición y creo que, mientras que se respete todo y no se dañe nada, cualquier persona debe poder hacer lo que considere oportuno. Debe haber algunas normas para vivir en sociedad, es cierto, pero hoy en día creo que se utiliza demasiado la palabra «prohibido».
La última palabra me produce muchas sensaciones…, amo el silencio cuando lo necesito y, si no lo tengo, en ese momento, aumenta mi malestar. Sin embargo, la palabra silencio también me recuerda a los labios sellados de alguien que no quiere hablar, que prefiere callar cuando es vital que hable y se exprese…, que se mantiene en silencio cuando necesito que me diga algo…
Un abrazo.
Hola Matías
Como siempre introduciendo temas que hacen que te pares a reflexionar, lo cual nos viene genial a todos.
Yo encuentro varias palabras que no sólo me paracen fonéticamente mal sonantes, sino que entiendo que deberían estar prohibidas para que nadie sea así.
La primera que se me ocurre es «HIPOCRESÍA». No voy a explicar el motivo por el que detesto esta palabra porque creo que es obvio, sólo decirte que cuando la detecto en los demás (yo no me considero hipócrita en absoluto) la somatizo de tal forma que llego incluso a tener un dolor de estómago bastante importante.
Otra palabra que detesto es «RESENTIMIENTO». Creo que es tan negativo para la persona que lo sufre que puede incluso hacerle vivir infelizmente.
Se me ocurren otras muchas, pero éstas prefiero que tú y yo las debatamos y expresemos nuestras opiniones, así que quedas emplazado para un futuro debate cuando nuestros horarios nos lo permitan.
Un beso y sigue así con tu blog , haciendo que nuestros alumnos se enamoren de la lectura y además vean que son capaces de producir y expresar más de lo que ellos imaginan.