Hablaba esta mañana con algunos compañeros sobre el estado de los ordenadores de nuestro instituto, pues han pasado ya 6 años, desde que nos convertimos en centro TIC y, como la tecnología avanza muy rápidamente, los modelos que nos instalaron han quedado ya algo desfasados, entre otras razones, por su escasa capacidad. A esto hay que añadir el deterioro de buena parte de ellos por el uso. La consecuencia es que, para el curso que se inicia, probablemente en todas las aulas no podamos disponer de ordenadores suficientes, que funcionen. La alternativa a este problema podría ser preparar 4 ó 5 aulas con ordenadores, en perfecto estado, que se utilizarían, a petición del profesorado; y alternar la actividad en el aula con el trabajo online de nuestros alumnos, pues la mayoría de ellos dispone de ordenador en casa.
Esta segunda idea se ha visto respaldada por un estudio realizado por la consultara SRI Internacional para el Departamento de Educación de Estados Unidos, según el cual la formación ideal es la que se obtiene combinando el trato directo con el profesor y los compañeros, es decir, la clase tradicional, con las facilidades que nos ofrece Internet.
Bien es verdad que el estudio se ha realizado entre alumnos de educación superior y adultos; y que sobre primaria y secundaria no hay datos que acrediten, hasta ese punto, la utilidad de las nuevas tecnologías. Sin embargo, nadie puede negar que la red ofrece ventajas (no hay necesidad de desplazarse al instituto, se evitan las aulas masificadas, etc.) y recursos valiosos para la enseñanza (blogs, correos electrónicos, Webquest, acceso inmediato a diccionarios y wikipedias, etc.) y sobre todo le brinda al alumno la posibilidad de construir su propio aprendizaje, que es el verdaderamente significativo y el que le va a permitir completar su formación.
En el ámbito universitario, cada vez se concede más importancia al conocimiento a distancia. El mismo Plan de Bolonia, que tantas críticas ha recibido, plantea reducir las clases tradicionales en el aula, las llamadas magistrales”, a favor del trabajo fuera de ella, coordinado por un tutor. Además, muchos cursos de formación se realizan cómodamente en casa, a través de Internet.
Probablemente, en secundaria, la situación sea diferente, porque el alumno, todavía inseguro y con escasa formación, necesita de la presencia constante del profesor; pero vosotros tenéis la palabra, pues lleváis seis años en un centro TIC, dotado de un ordenador para cada dos alumnos y seguro que tenéis elementos de juicio suficientes como para expresar vuestra propia opinión.
· ¿Cuál es la formación ideal? ¿La clase tradicional impartida por el profesor? ¿El aprendizaje a través de los recursos que nos ofrece Internet? ¿Quizá habría que combinar ambos sistemas?
· ¿Entra mejor el conocimiento a distancia o con la presencia física del profesor?
· Con el paso del tiempo, ¿se acabará impartiendo toda la educación online?
· ¿Cómo ha sido vuestra experiencia en un centro TIC, como el IES Gran Capitán?