AsÃ, vivà la mesa redonda del lunes pasado sobre la creación artÃstica. La anécdota de la alumna que habÃa aprendido de memoria un poema de Federico despertó en mà un sentimiento de ternura, como el amor a la familia, a la naturaleza y a la cocina, que está en el germen del libro de Juan Carlos. El trabajo concienzudo, meticuloso y lleno de imaginación, reflejado en el protagonista de la obra â??Novecentoâ?, dirigida por José Antonio, vino a demostrarnos que la inspiración está lejos de ser algo involuntario que recibe el artista, sin un entendimiento cabal de lo que le está sucediendo. El ritmo de Soul Crack; la voz y los gestos de Benito, como la proa de un barco que señala el rumbo a seguir; los movimientos armoniosos de Manolo en la baterÃa, consiguieron emocionarnos y establecer con los que asistimos a la actividad una complicidad, que se apreciaba en el silencio respetuoso con que escuchábamos las canciones, un silencio que se transformaba en risa, cuando la cámara los enfocaba de cerca, y que finalmente derivó en aclamación sincera y espontánea.
AsÃ, vivà dos horas, que se pasaron volando, dos horas plenas de autenticidad, porque si algo nos quedó claro a los que estábamos allà es que, detrás del arte hay vida; detrás de una canción, de un poema o de una receta, hay un hombre o una mujer que siente, y un esfuerzo por expresar este sentimiento, a través de los sonidos, de las palabras, de los movimientos.
Los alumnos asistentes disfrutaron con todo esto y al descubrir un lado oculto de sus profesores, una imagen distinta, quizá más auténtica de la que mostramos diariamente en nuestras clases.
Deseamos, a pesar de los tiempos de zozobra que se avecinan, que continúen organizándose actividades como ésta, que propician la comunicación libre y espontánea entre los alumnos y los profesores; actividades en las que tanto unos como otros nos quitamos los disfraces del dÃa a dÃa, y crecemos como personas.