Acabo de leer una columna de Carlos Bollero donde propone la conveniencia de que nos replanteemos la certeza del tópico “un gesto vale más que mil palabras”. El crítico del diario El País recuerda algunos gestos memorables: el de Santiago Carrillo, en el Congreso de los Diputados, donde permaneció sentado, en el intento de golpe de estado del 23 de febrero, desafiando así al teniente coronel Tejero; el gesto posterior de Adolfo Suárez, levantándose de su escaño para acudir en ayuda de su Ministro de Defensa, Gutiérrez Mellado, que estaba siendo zarandeado por los guardias civiles; y el de este último, de pie y con los brazos en jarra, exigiéndole cuentas al golpista. También incluye el del jugador del Fútbol Club Barcelona, Carles Puyol, en el último partido contra el Real Madrid, mandando jugar a su compañero Piqué, cuando éste pretendía mostrarle al árbitro un encendedor que habían arrojado al campo.
Estos gestos a los que alude Carlos Bollero me han recordado otros, que no merecen el calificativo de memorables; pero que son habituales en algunas clases. Por ejemplo, el alumno al que se dirige el profesor, y en lugar de mirar de frente a éste, le muestra su perfil; o el que te pregunta un duda y, cuando tú inicias la aclaración, se pone a charlar con el compañero de pupitre; o el que confunde la silla de clase con el sofá de su casa y no entiende que le llames la atención para que modifique su postura inadecuada; o, en fin, el que asegura estar atendiendo a tu explicación, aunque, en ese momento, se encuentre consultando su agenda o manipulando su móvil o siguiendo, a través del cristal de la ventana, que da al patio, las evoluciones de otros compañeros, en la clase de Educación Física.
Son gestos, a los que los alumnos implicados no les dan la menor importancia y que, en último extremo, suelen interpretar como signos de confianza con el profesor; pero que, en realidad, tienen mucho más significado que las palabras que ellos emplean para justificarlos.
Con respecto al tema que planteas, creo que, en general, los humanos actuamos de una forma inconsciente en la mayoría de las ocasiones -aunque teóricamente no debería ser así-.
Si realmente reflexionásemos sobre lo que pueden transmitir nuestros actos -algunos de ellos cotidianos-, seguramente procederíamos de forma muy distinta.
Este fin de semana, hemos asistido a las explicaciones que Mariano Rajoy daba sobre los supuestos sobresueldos de diferentes dirigentes del PP que aparecían reflejados en la contabilidad de Luis Bárcenas. Rajoy, lejos de esa transparencia de la que tanto alardea, solo se limitó a negar que este hecho se hubiese producido, sin dar la oportunidad de que los periodistas le formulasen alguna pregunta. Con esta forma de proceder, -a mí, particularmente- no solo no me convence de su inocencia, sino que, además, me transmite una prepotencia brutal.
En referencia al gesto de esos alumnos a los que aludes, en mi opinión, no creo que lo interpreten como confianza hacia el profesor; más bien, lo hacen por su afán de protagonismo y buscan «ser el centro de atención», como les ocurre en su familia y, también los hay que, al no serlo en el seno familiar, lo buscan en el ámbito escolar.
Este es un problema de difícil solución a nivel educativo. Más bien, es algo que necesita ser tratado psicológicamente; lo que ocurre, es que los padres no dan a este trastorno psicológico la importancia que realmente tiene y, posteriormente, a lo largo de su vida esto le puede acarrear serios problemas al hoy todavía adolescente.
Pienso que un gesto de valentía como el Adolfo Suárez y sus compañeros no tiene nada que ver con el gesto de Piqué para enseñarle un mechero que le habían arrojado y se quería quejar de ello cobrando millones de euros.
Pero hay gestos de vergüenza, como los del alumnado al profesor, pues la escuela es para aprender, y aparte de eso, es para aprender modales.
Mi opinión hacia los gestos es que expresan lo que quieren, deseas o haces , aunque a veces no se entienden con tu expresión »Un gesto vale más que mil palabras».
Yo pienso que lo de Santiago Carrillo, cuando permaneció sentado ante el golpe de estado del 23 febrero, fue un gesto honorable por su parte, debido también a sus compañeros, el Ministro de Defensa Gutiérrez Mellado y el Presidente del Gobierno Adolfo Suárez, que también se rebelaron ante el golpe de estado.
Lo de Piqué en el partido de fútbol »cuando le tiraron el mechero»y Puyol dijo que le daba igual que el Madrid sacara de esquina, yo creo que Pique se lo dijo debido al odio que le tiene al Madrid.
Mi opinión sobre los alumnos en la clase es que atiendan al profesor y le hagan caso, porque yo creo que es una falta de educación.
Yo en alguna ocasión he hecho alguno de esos gestos, porque estaba aburrido.
En mi opinión, los gestos son algo que forma parte de cada uno de nosotros. Lo que pasó con Santiago Carrillo, cuando permaneció sentado en el golpe de estado, es una acto de mucha valentía. Y bueno, lo que hizo Piqué en el partido de fútbol se ve que era para lo que era, para ganar más dinero en las revistas y salir más en los medíos públicos. O sea ganar audiencia.
Por otro lado, el gesto de Puyol se ha retransmitido positivamente hacía las personas.Es un gesto muy deportivo.
Por último, lo de los alumnos es algo muy negativo.Cada día van cogiendo más confianza hacia los profesores. Y hay un dicho que dice: «La confianza da asco.» y es cierto. A veces algunos alumnos se pasan de la raya demasiado y no saben cuándo parar.
Yo pienso que es bastante cierto lo que dice el tópico: «Un gesto vale más que mil palabras», porque a veces las personas hacemos gestos sin darnos cuenta, y mostramos sin querer lo que pensamos, aunque luego tratemos de disimularlo con mil palabras inútiles. Hay gestos memorables, cierto, porque a ver quién se atreve a permanecer de pie, cuando entra un grupo de militares apuntándole a todo el mundo con pistolas, y a mantener la calma. Quién se atreve a ignorar algo de lo que podrías haberte beneficiado, como el caso de Puyol, y seguir haciendo tu trabajo tan tranquilo. No es fácil hacer gestos memorables, y no los haces con la intención de que lo sean.
Por otro lado, hay gestos, como tú mismo has dicho, que no merecen ser recordados. Que es mejor que sean olvidados, borrados, para tener paciencia. Si eres profesor, pienso que debes actuar de esta forma, porque si no te hierve la ira hasta que finalmente explotas. No es correcto que mires al profesor de perfil, que te sientes como si estuvieras en tu casa, que hables cuando lo que tienes que hacer es escuchar y otras muchas cosas que todos los alumnos hemos hecho alguna vez, porque todos nos equivocamos. Algunos tal vez lo hagan porque no les interese la clase, aunque digan lo contrario, o que no se den cuenta, o quién sabe, hay muchos motivos y muchas formas de ver las cosas. Pero es cierto que no sienta demasiado bien que no te miren cuando les hablas, te sientes ignorado, yo lo comprendo. Por eso intento no hacer esto en la clase, de no hacer gestos como éstos, pero es inevitable que alguna vez me equivoque y los haga, como todos.
Por ello, pienso que sí, es verdad que un gesto vale más que mil palabras, pero puede darse el caso de que un gesto memorable se estropee por decir una sola palabra que no debas decir… o al contrario.
Pienso que el acto de Carles Puyol fue un gran gesto honorable, pues Piqué no le tendría que haber dado tanta importancia cuando le arrojaron el mechero, ya que hay cosas más importantes, en este caso jugar el partido contra el Real Madrid.
En cuanto a los gestos que podemos hacer en clase, en casa, con los amigos, etc, pienso que a veces salen involuntariamente, según el momento que estés pasando: si tienes calor, haces un gesto de agobio y un suspiro y, si tienes frío, también lo realizas sin darte cuenta. En esos casos pienso que esos gestos salen involuntariamente; sin embargo, cuando estás en clase aburrido y tienes ganas de bostezar o de ponerte a hablar con tu compañero o no atender al profesor y ponerte a hacer otra asignatura, son casos en los que los gestos que hacemos no son involuntarios, sino que te salen porque quieres o no te das cuenta de que los estás haciendo.
La verdad es que es difícil controlarlos y que, según la situación que estés pasando, te salen, pero creo que sería mejor intentar evitarlos, ya que la persona que te vea, bien sea un profesor, tus padres o tus amigos pueden molestarse contigo.
Estoy de acuerdo con que los gestos valen más que mil palabras, al menos para mí.
Yo creo que los gestos demuestran cómo te sientes, qué quieres expresar cuando no sabes hacerlo con las palabras; a veces no nos damos cuenta de los gestos que hacemos y por eso «un gesto vale más que mil palabras», por ejemplo, pienso que lo de Adolfo Suárez fue un gesto honorable al no levantarse, y lo de los alumnos que preguntan una duda y, cuando se la está aclarando el profesor, quitan la cara para hablar con el compañero, eso es una falta de respeto hacia el profesor y hacia la clase, incluso porque está perdiendo un tiempo de clase aclarando una duda que podría no ser una perdida de tiempo si le atendieran las personas que lo han preguntado. La verdad es que con gestos se puede hablar, por ejemplo, los sordos se comunican leyendo los labios o haciendo gestos con las manos o, cuando dos personas quieren hablarse y están muy lejos, suelen entenderse sólo por los gestos o moviendo los labios.
En mi opinión, los gestos son característicos de cada persona y si una persona realiza un gesto inadecuado, no tienes siempre que tomarlo negativamente, porque para esa persona puede ser normal. También depende del gesto, si te hace un corte de manga, te lo tienes que tomar a mal porque es una falta de respeto.
El gesto de Piqué pienso que lo hizo para hacer daño a la institución del Real Madrid CF, aunque Puyol lo detuvo a tiempo y le dio una lección de juego limpio y de que lo importante era el partido no lo que hiciese la afición merengue.
«Un gesto vale más que mil palabras»… Es una expresión muy bonita, en mi opinión.
El hacer un gesto puede ayudarte a entender bien una frase, o bien al ver una película o serie en televisión. Lo que más nos ayuda a comprender la trama de alguna serie o película, son los gestos, la manera de actuar y gesticular de los actores. Cada gesto es único, al igual que la persona que lo ejecuta.
Hay gestos que se realizan, por ejemplo, en un acto oficial. El elevar tu mano a la frente en los actos oficiales del ejercito, significa que muestras tus respetos hacia una persona de un rango superior al tuyo.
Algunos gestos son involuntarios y otros muchos se hacen más bien aposta. Como se ha mencionado antes el que afirma estar atento a una clase cuando en verdad esta dibujando, mirando por la ventana… etc.
Como dice arriba, el caso del mechero en el partido del Barcelona y del Real Madrid, el gesto que le hizo Puyol a Piqué de que se dejara de tonterías y siguiera jugando, fue muy deportivo. Piqué sólo buscaba pelea para culpar al Real Madrid, pero Puyol lo detuvo al saber que no merecía la pena empezar una disputa.
Los gestos nos ayudan a comprender más a las personas de nuestro alrededor.
Esa es mi opinión.
Yo pienso que esto pasa, porque hay gente que no sabe comportarse o alguna veces pierden las formas.Por ejemplo, no me imagino el comportamiento de compañeros míos en una iglesia,en un ensayo de semana santa donde es esencial la disciplina y ser serios.Pero esto debe ser así siempre, porque hay que tener educación en todos lados y con todo el mundo y valorar el trabajo de los demás.
Pienso que la forma en que nos dirigimos a los demás o nuestros gestos son una forma de decir la educación que nos dan y la forma de ser que tenemos , aunque hay veces que no son los padres los que nos dan esa educación sino que se nos pega de otros compañeros con los que nos rodeamos día a día, sin nosotros querer imitar, parecernos o querer ser como ellos, aunque hay algunos que sí quieren parecerse y por eso lo hacen . Pienso que está mal faltar el respeto al profesor haciendo gestos como: hablar cuando está dando una explicación, sentarnos mal en la silla, porque aparte de que es un gesto feo nos perjudica a nuestra salud, saber que hemos hecho mal algo y no reconocerlo y justificarnos de una forma muy vulgar chillando, aunque nosotros sabemos que lo hemos hecho mal. Muchos de los gestos que hacemos no los hacemos queriendo sino que nos salen solos, sin quererlo o, en algunas ocasiones, por llamar la atención y quedarse por encima. Debemos tener mas cuidado con gestos que tenemos, porque no están bien.
Yo pienso que lo de Santiago Carrillo fue un acto de valentía, porque quedarse sentado cuando estaba ocurriendo delante de él un intento de golpe de estado es de ser muy valiente. Con respecto a lo de que cuando un profesor está explicando el alumno no lo esté mirando o esté mal sentado, me parece una falta de respeto, aunque a veces lo hagamos sin darnos cuenta, porque nos salga solo o por llamar la atención.
En mi opinión, hacer gestos está bien, puesto que te ayudan a expresarte mejor al hablar y demás, por eso, al escribir, hay gente que se tiene que parar a pensar antes de empezar, porque no se pueden expresar con claridad, cosa que al hablar sí hacen, gracias a los gestos.
Ahora bien, hay gestos buenos y gestos malos. Por una parte, para mí un buen gesto es por ejemplo lo de Adolfo Suárez, pues se levantó a ayudar a una persona que estaba siendo atacada. Y por otra parte, los gestos nombrados anteriormente que se dan durante las clases, no me parecen muy educados, puesto que estás pasando de una persona que te está intentando explicar algo que se ha preparado solo por nuestro bien, y para que en un futuro próximo, no seamos unos analfabetos. Tengo que reconocer que alguna que otra vez he hecho eso de ponerme a hacer otras cosas en clase, mientras el profesor explica, pero, la verdad, si me paro a pensarlo, yo misma sé que no está bien sin que nadie me lo diga. También hay otro tipo de mal gesto, como por ejemplo poner una mala cara, reírte de alguien, o simplemente, hacerle la «peseta», y estos también son de mala educación.
Estoy bastante de acuerdo con el autor de este comentario, Carlos Bollero, creo que un gesto vale más que mil palabras, ya que la acumulación de gestos es nuestra forma de ser y acompañan a nuestra forma de expresarnos y es con lo que la gente se queda de nosotros.
En cuanto a lo de Santiago Carrillo, creo que es un gesto de valentía, ya porque no le tenia miedo al teniente coronel Tejero o porque no creía que fuera a más.
Y por último, creo que lo de Carles Puyol y el mechero es un gesto de mucha profesionalidad y que le quiso decir a su compañero que se dejara de «chiquitas» y se pusiera a jugar al fútbol que es a lo que habían ido al Saniago Bernabeu y no parara el partido por un pego como ese.
Pienso, que los gestos son útiles a la hora de expresarnos yo, por ejemplo, a la hora de explicar algún problema o contar un hecho, gesticulo mucho. Aunque por otra parte hay gestos que no sientan bien como que le estés hablando a alguien y se ponga a mirar para otro lado, esto es de no tener educación, de una falta de respeto. En clase, si tienes alguna duda, es porque te interesa saberla, con lo cual hay que escuchar al profesor y prestarle atención, porque, si te pones a charlar con el compañero de pupitre, es porque en realidad mucho no te importa, así que no debemos hacer perder el tiempo al profesor. Yo misma, reconozco que a veces, pues, cuando el profesor habla, le hago algún comentario a mi compañero/a, sabiendo que está mal, así que, cuando el profesor/a me llama la atención, suelo disculparme, ya que no me gusta faltarle el respeto a nadie y menos a una persona que se está encargando de enseñarme para mi futuro y realizando su trabajo.
Estoy de acuerdo con el refrán «un gesto vale más que mil palabras» ,y a veces los gestos que hacemos son malos,como mostrando desprecio o falta de interés,pero otros son actos que mucha gente debería seguir, como por ejemplo cuando hacemos algún gesto para ayudar a alguien.
Es cierto que todos los alumnos alguna vez no hemos mostrado atención a alguna explicación y hemos «pasado» del profesor. Lo más normal es que al profesor no le haya hecho mucho gracia, y lo entiendo. Casi todas las veces los alumnos no nos damos cuenta de que le estamos molestando,así que a mí por eso me parece justo que el profesor o profesora se enfade o mande callar.
Yo creo que a la hora de expresar nosotros algún gesto o que se nos dirijan a nosotros con uno, es una forma de no perder el tiempo en palabras y volver a lo que estamos haciendo, como por ejemplo lo de» Carles Puyol»o una forma de comunicarnos sin que nadie se de cuenta, a no ser que esté muy pendiente de nosotros, yo creo que es ya en algunas ocasiones una forma de comunicarnos, pues la utilizamos diariamente de una forma u otra.
Respecto a cuando un profesor nos está aclarando algo y miramos para otro lado en una explicación, al hacerlo, si lo pensamos, no nos gustaría que nos hicieran eso a nosotros, y lo que no quieras para ti no lo desees a nadie, ya que casi siempre ocurre, cuando por ejemplo te están aclarando una duda que también le vendría bien a tu compañero y en ese momento está despistado y te está despistando a ti, ya que le prestas más atención a él que al profesor.
«Un gesto vale más que mil palabras» o «Una imagen vale más que mil palabras».
Por mi parte, pienso que tendría que ver con qué gesto o qué imagen.Y es que a veces la gente hace cosas que no sabe por qué las hace y luego se pregunta ¿por qué lo he hecho? Me refiero al caso de Piqué, por Dios, si estás jugando un partido por el que ganas una pasta, al menos compórtate y haz tu trabajo, o coge el mechero y tíralo fuera del campo, supongo que eso es lo que le querría decir Puyol a Piqué, todo eso con un gesto.
Con respecto a lo de los alumnos, está claro que es por falta de educación, no hay más. Si te están dando la oportunidad de aprender,aprovéchala, eso es lo habría que decirle a estos niños (claro que seguramente no te harán ni puñetero caso y lo volverán a hacer a los diez minutos, si no tienen educación). He dicho.
Las palabras nos sirven muchas veces para expresar grandes cosas, grandes verdades o grandes errores, grandes dudas o grandes pensamientos. Ahora bien, el gesto, ese gran compañero de la palabra, a veces, aunque anda solo, consigue «rozar el alma», consigue expresar muchas veces lo que con palabra no podríamos, no sabríamos o no llegaríamos a expresar.
Muchas personas te pueden prometer mil y una cosa, pero del dicho al hecho hay mucho trecho, como dicen, pero en muchas oportunidades un pequeño detalle, un pequeño gesto llena los ojos de alegría y agradecimiento.
Los gestos adquieren una personalidad y un significado propios. Hemos de ser muy conscientes de que cada uno de los movimientos que realizamos tiene un significado determinado y, como tal, lo interpretará nuestro interlocutor. Por ejemplo: Si te acaricias la barbilla quiere decir que estás tomando alguna decisión.
Hay veces, que por más que quieras ocultar algo con palabras, los gestos te delatan.