Un estudio reciente de la Universidad de Minesota, en Estados Unidos, relaciona los malos hábitos de los jóvenes con el hecho de que tengan una televisión en su cuarto. En concreto, en una encuesta que se hizo a 781 adolescentes de entre 15 y 18 años, el 62 % dijo tenerla. Éstos, además de pasar más horas diarias frente a la tele, obtienen peores calificaciones en los estudios, siguen hábitos alimenticios menos sanos (comen menos verduras, beben más refrescos azucarados, comen con su familia con menos frecuencia, etc.).
Reproduzco esta información, porque la semana pasada propuse a mis alumnos de 3º de ESO que describieran su habitación, como una actividad complementaria del estudio de este tipo de texto y también como una buena forma de que se conocieran y les conociéramos mejor. En la descripción debían seleccionar: lo que llamaba la atención nada más entrar sus cuartos; lo que se descubre sólo si se permanece más tiempo; y las cosas que sólo se conocen si ellos lo cuentan.
Entre los objetos mencionados por bastantes alumnos, se encontraba la televisión, lo cual me ha llevado a plantearme y a plantearos algunas preguntas:
¿Serían trasladable los resultados de la encuesta de la Universidad de Minesota a nuestros alumnos? ¿Es recomendable que adolescentes de entre 15 y 18 años tengan un televisor en su cuarto? ¿Qué opináis vosotros?