¿QUÉ ES EL AMOR?

Esto se preguntaba Andreas Capellanus en su “Tratado sobre el amor”, del siglo XII. Para Luis Alberto de Cuenca, autor contemporáneo, del que hemos leído esta mañana algunos poemas, la respuesta es múltiple.

En “El desayuno” nos propone un amor erótico, al afirmar, en los últimos versos, que lo que más le gusta de su amada es cuando llena de vida se despierta y lo primero que le dice es:

“Tengo una hambre feroz esta mañana.

Voy a empezar contigo el desayuno”

En “El espejismo” lo que le queda, después de la marcha de ella, es su recuerdo:

“Alguien me dijo que se había ido

fuera de la ciudad. Y volví a verla

cuando no estaba ya. Volví a entregarme

al dolor de sentir su lejanía

y a la añoranza de sus movimientos”

En ocasiones, trata de olvidarla, o al menos eso cree él:

“… Me cruzaba

Con ella por la calle y no era ella

quien se paraba ante un escaparate

de ropa deportiva, no era ella

quien compraba el periódico en un quiosco

y se perdía entre la muchedumbre.

Como si hubiera muerto. No era ella.

Su nombre era el de todas las mujeres.”

Sin embargo, lo que más le duele es la infidelidad o el engaño, sobre todo cuando no se lo espera:

“La noche había sido muy larga y oscura.

Quería oír tu voz. Que tus dulces palabras

me trajeran un poco de calma. Que el cariño

que sentías por mí viajara por teléfono

hacia mi corazón maltrecho y derrotado.

Quería oír tu voz y oí la de tu amante.”

A los alumnos les sorprendió este final imprevisto. Por eso, les hizo gracia, aunque el engaño forme parte de la relación amorosa, como el odio, que sólo se experimenta hacia la persona a la que se ha amado.

Los poemas de Luis Alberto de Cuenca ilustraron bien la definición del género lírico y nos permitieron hablar libremente sobre el amor: sobre cuáles son sus efectos y cómo evoluciona este sentimiento en la relación de pareja; sobre los diferentes grados de amar; sobre qué debe hacerse ante la infidelidad, el abandono o la ofensa de la persona enamorada.

Y quedaron pendientes algunas preguntas: ¿De qué forma se adquiere? ¿Qué señales nos indican que es compartido? ¿Entre qué personas puede existir?

SOBRE PREJUICIOS

Ayer, leímos, en clase de 2º del PCPI, una entrevista con el grupo cordobés Estirpe, en la que uno de sus componentes, a la pregunta “¿En qué habéis cambiado profesionalmente, a medida que habéis cumplido años?”, respondía que habían abierto su mente, se habían liberado totalmente de los prejuicios y habían ampliado sus influencias musicales.

A partir de esta respuesta, les planteé a los alumnos cómo habían cambiado ellos, desde que empezaron a estudiar en el instituto, si habían madurado, como los componentes del grupo Estirpe. 

Hubo dos reflexiones que me sorprendieron: 

  • Algunos alumnos aseguraron que ellos no se habían liberado de prejuicios, porque nunca los habían tenido, es decir, nunca habían juzgado negativamente a una persona, sin conocerla. 
  • Otros comentaron que apenas habían experimentado cambios, porque llegaron del colegio con el sambenito de torpes y, así, les han considerado en el instituto hasta la actualidad. 

La primera de estas reflexiones pone de manifiesto los valores de los alumnos, su respeto hacia las personas, con independencia de la raza y el sexo de las mismas, aunque no siempre manifiesten este respeto hacia los profesores, en las clases.

En cambio, la segunda reflexión deja traslucir su baja autoestima, su conciencia de estudiantes fracasados, en gran parte, responsabilidad de ellos mismos, por no esforzarse lo suficiente; pero, en parte, también, por el juicio negativo, que los profesores nos formamos, en ocasiones, sobre determinados alumnos, sin el conocimiento necesario.

EL LECTOR

Habitualmente he leído, primero, una novela y, después, veo su versión cinematográfica. Me vienen a la memoria grandes películas, como “La colmena” y “Los santos inocentes”, adaptaciones de novelas homónimas de Camilo José Cela y Miguel Delibes, respectivamente.

En cambio, con “El lector” me ha sucedido justamente lo contrario: hace unos meses vi la película, dirigida por Stephen Daldry y magníficamente interpretada por Kate Winslet, en el papel de Hanna, y estos días acabo de terminar la novela del mismo nombre, escrita por Bernhard Schlink.

Al leerla, he puesto rostro a los personajes, sin necesidad de imaginármelos, a partir de las indicaciones de su autor. Además, como conocía el argumento, su lectura tampoco ha suscitado en mí la curiosidad por lo que iba a suceder. Sin embargo, he disfrutado, profundizando en los personajes, deteniéndome en los motivos que les impulsan a actuar de una determinada manera, particularmente, en el caso de Hanna y el secreto de su analfabetismo; y sobre todo he disfrutado con la forma, con el estilo en el que está escrita la novela, con el poder evocador del lenguaje, que le permite al narrador-protagonista, por ejemplo, contraponer con extraordinaria eficacia sensitiva la Hanna de la que estuvo enamorado, con la que va a visitar en la prisión, veinte años después.

“El lector” es una novela sobre la seducción amorosa y el sentimiento de culpa, cuyo argumento resulta muy atractivo para los aficionados a la lectura, pues la protagonista le exige a su joven amante que le lea, en voz alta, fragmentos de obras literarias, antes de mantener relaciones sexuales; pero el pasado de ella oculta algo que cambiará las vidas de ambos, como cambió la de toda una generación de alemanes, que aceptó, de una u otra manera, las atrocidades del nazismo.

REDES SOCIALES DE INTERNET

Las nuevas tecnologías de la información y la Comunicación han transformado la relación entre las personas. El instrumento que más ha contribuido a ello ha sido Internet y, dentro de esta, las llamadas redes sociales (Tuenti, Facebook, Twitter…), nos permiten vincularnos a centenares de personas, muchas de las cuales eran desconocidas para nosotros.

En España, los usuarios de estas redes han aumentado en el último año, de cuatro a ocho millones. De hecho, somos el segundo país del mundo que más las utiliza. Como dato anecdótico, pero significativo, puedo decir que, hace unos días, en una charla informativa, sobre los riesgos del uso de Internet para los jóvenes, celebrada en nuestro centro, el inspector que la impartía, Israel Gordillo, preguntó a los asistentes, alumnos del primer ciclo de ESO, quiénes utilizaban redes sociales y levantaron la mano la mayoría de ellos.

Hasta hace relativamente poco, nos relacionábamos con personas que formaban parte de nuestra familia, estudiaban en el mismo centro o trabajaban en la misma empresa, y vivían en el mismo lugar. Pero hoy día nuestro círculo de amistades o conocidos se puede abrir muchísimo más, a través de las redes sociales de Internet, donde subimos y compartimos fotos con otras personas, intercambiamos mensajes…

Para comentar sobre este tema, os dejo en el aire algunas preguntas: 

  • ¿Existe adicción a las redes sociales de Internet, como Tuenti, Facebook o Twiter?
  • ¿Por qué han tenido tanta aceptación, sobre todo, entre los jóvenes?
  • ¿Son perjudiciales o, por el contrario, se pueden considerar como instrumentos para comunicarnos y mejorar nuestras habilidades sociales?
  • ¿A causa de estas redes están los jóvenes encerrados en casa todo el tiempo?
  • ¿Suspenden más los alumnos que las utilizan?
  • ¿Por qué creéis que España es el segundo país del mundo que más se sirve de ellas?

LA IMAGEN DE LA ENSEÑANZA EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

Estoy escuchando un programa de radio sobre la enseñanza en Andalucía y todos los testimonios que se recogen son negativos: 

  • Una profesora que tuvo que denunciar su caso a la policía, porque el Jefe de Estudios de su centro consideró como algo perteneciente al ámbito privado los insultos que había recibido en la “Tuenti” de un alumno.
  • Un profesor que, después de 22 años en la enseñanza, se ha visto obligado a abandonarla, porque no puede impartir sus clases con normalidad, debido al mal comportamiento de los alumnos.
  • Padres y madres que, cuando se les comunica un parte de conducta inadecuada de su hijo, van al centro para protestar y no para informarse de lo sucedido.
  • Numerosos casos de amenazas de alumnos a profesores.
  • Un alumno que citó en la calle a un profesor para pegarse con él, porque le obligaba a estudiar en clase.

La conclusión a la que llega la presentadora del programa es que la falta de autoridad del profesorado y la ausencia de valores entre los alumnos están deteriorando la educación en nuestro país.

No voy a poner en duda la veracidad de estos testimonios; pero sí que se hayan recogido únicamente los que ponen de manifiesto la falta de actitudes para el estudio del alumnado y, sobre todo, comportamientos inadecuados, que incluyen la mayoría de ellos amenazas orales o escritas a los profesores. A esto, además, hay que añadir la indiferencia de los equipos directivos, representados por el citado Jefe de Estudios.

Da la impresión de que los periodistas que han preparado el programa de radio tenían la intención de ofrecer una visión muy negativa de nuestro sistema educativo, que, por otra parte, es la visión que se ofrece habitualmente en los medios de comunicación.

Si, en verdad, las cosas fueran así, si las relaciones entre los alumnos y profesores fueran como se describe en el programa, la convivencia en las aulas sería imposible y habría que cerrar los centros de enseñanza.

Afortunadamente, la mayoría de los alumnos son respetuosos con los profesores y respetan las reglas que regulan la vida en común, aunque hay un porcentaje significativo de ellos, que se sienten obligados a estudiar y, por consiguiente no están a gusto en los centros.

Busquemos soluciones  para estos alumnos, ofreciéndoles vías diferentes para completar los estudios de secundaria, donde se combinen actividades de iniciación profesional con la enseñanza de materias comunes a los demás alumnos. Y algo muy importante: para aquellos que presenten déficit competencial en alguna asignatura, que la Administración dé a los centros, incluidos los de enseñanza primaria, suficiente número de horas de refuerzo y apoyo, para que este déficit no se enquiste y se vuelva irreversible, provocando desinterés y hostilidad hacia el sistema educativo.

BUSCANDO UNA ILUSIÓN

Ayer, por la tarde, monté en el autobús urbano “buscando una ilusión cándida y vieja”, que diría Machado. No sabía si de amor o de odio, si de esperanza o desesperanza, si de alegría o tristeza, cuando, al desviar la mirada hacia la puerta central, allí estaba la poesía andante, recorriendo las calles y las plazas de Córdoba, como los caballeros medievales:

“Pintada, no vacía:
pintada está mi casa
del color de las grandes
pasiones y desgracias.”

Estos son los primeros versos de un poema de Miguel Hernández, donde, tras lamentar el estado en que se encuentra su casa, expresa su esperanza de que florezcan los besos sobre las almohadas y de que el odio se amortigüe detrás de la ventana.

Me adentré hasta el final del autobús, con el deseo de que la ilusión fuera doble y, de nuevo, allí estaba en la puerta, invitándome a que la leyera:

“El viento de la fortuna
nunca deslizó mi barca
ni la llevó río arriba
con las velas desplegadas.”

También Concha Lagos, a quien pertenecen estos versos, lamenta su mala fortuna, y también, como Miguel Hernández, deja un hueco para la esperanza:

“El viento de la fortuna
es lanzar a tiempo el ancla,
tocar fondo y esperar
la segura luz del alba.”

Gracias, nuevamente, a Cosmopoética por estos dos regalos, este año no tan inesperados.

¡QUÉ SERÍA DEL CINE SIN LAS BANDAS SONORAS!

Ayer, clausuramos las Primeras Jornadas de Teatro, organizadas por el IES Gran Capitán y el AMPA Mateo Inurria, con el espectáculo “Pasión por el cine”. Alberto de Paz (piano), Antonio Fernández (violín) y María Fernández (oboe) evocaron a las antiguas orquestas del cine mudo, interpretando 12 bandas sonoras de películas, especialmente seleccionadas para el alumnado de nuestro centro:

  • Memorias de África.
  • Sonrisas y lágrimas.
  • Los chicos del coro.
  • La lista de Schindler.
  • Gladiator.
  • Harry Potter.
  • La bella y la bestia.
  • La misión.
  • El rey león.
  • Cinema Paradiso
  • Piratas del Caribe.
  • Mary Poppins.

Los espectadores, que ocupamos algo más de la mitad del aforo del salón de actos, aplaudimos con entusiasmo entre película y película. Las introducciones a las mismas corrieron a cargo de un Alberto de Paz, tan brillante con la palabra como con el piano, que nos contagió a todos su pasión por el cine y, sobre todo, por la música que acompaña a éste, formando un todo con él.

Le secundaron también con gran brillantez Antonio Fernández, María Fernández y Javi, éste último pasando los fotogramas de las películas en el momento justo.

La música de los tres instrumentos sonó limpia y compacta, como corresponde a profesionales, perfectamente compenetrados, primero, con la mirada y, después, con el sonido.

A destacar, algunos momentos: cuando el violín evocó el dolor inconsolable de los judíos en “La lista de Schindler”; la banda sonora de “Cinema Paradiso”, que nos hizo revivir la tierna historia de amor por el cine del operador Alfredo y el niño Salvatore; la de “Los chicos del coro”, con el mensaje tan necesario hoy día, del poder educador de la música; el inicio, cargado de tensión, de “Piratas del Caribe”, con los acordes graves del piano; y la música de “Mary Poppins”, con la gracia y el dinamismo de la película.

Todos los asistentes nos fuimos con la convicción de que el cine no sería lo mismo sin sus bandas sonoras; también con la satisfacción de que en nuestro centro se organicen actividades de calidad, como este concierto o las representaciones teatrales de “Novecento” y “Maese Pathelin”. Que se repitan el próximo curso.

EL VELO DE LA DISCORDIA

En mi anterior intervención no me he pronunciado sobre el caso de Najwa Malha, porque entiendo que tienen parte de razón las dos posturas: los que defienden el derecho de la chica a la educación, por encima de cualquier contingencia, y los que comparten la decisión del centro educativo de hacer cumplir su reglamento de régimen interno.

España no es un país laico, como Francia, que ha establecido la prohibición de llevar símbolos religiosos, como el velo islámico o la cruz cristiana, en las escuelas. Nuestro país, aunque lo proclame la Constitución, ni siquiera es aconfesional, como lo demuestran los funerales católicos de estado, que se organizan cuando sucede, por ejemplo, un atentado terrorista.

Desde esta perspectiva, resulta difícil aceptar que se le impida a una chica su derecho a la educación, porque, al ir cubierta con un velo, contraviene las normas de funcionamiento del instituto.

Sin embargo, tampoco es fácil de entender que esta chica, como recuerda un lector del periódico El País, en su edición de hoy, anteponga sus normas religiosas a las normas de un centro de enseñanza, en el que se ha matriculado libremente, sabiendo que corre el riesgo de ser expulsada del mismo.

Cuando entramos libremente en una institución o vamos a vivir a un país, que no es el nuestro, tenemos que aceptar las normas por las que se rigen, aunque no estemos de acuerdo con algunas de ellas.

En cualquier caso, la solución definitiva al problema no está en el instituto de Alarcón, ni en ningún otro centro de enseñanza, sino en la reforma de la Ley de Libertad Religiosa, que regule el uso de los símbolos religiosos y profundice en la independencia del estado con respecto a todas las creencias, en especial, la católica.

Podéis encontrar más opiniones sobre este tema en el «Rincón solidario», que coordina Rafael del Castillo. También, en Ticágora.

LLEVAR VELO EN EL INSTITUTO

Hace unos días, conocimos la noticia de que, en el Instituto Camilo José Cela de Alarcón (Madrid), le prohibieron la entrada a una alumna, Najwa Malha, que llevaba la cabeza cubierta por un velo, porque así lo establece su reglamento interno.

Este suceso ha levantado la polémica entre los que apoyan esta decisión y los  Ministerios de Justicia y Educación que defienden el derecho a la educación, por encima de otras consideraciones.

Najwa, española de origen marroquí, ha declarado que se siente discriminada y ha encontrado la solidaridad de otras compañeras musulmanas del instituto, que se pusieron el velo, durante la jornada escolar, y fueron expedientadas, a causa de esto.

Aquí se plantea un conflicto entre el derecho a expresar libremente la religiosidad que, en este caso, lleva aparejado el derecho a la educación, y el reglamento de un centro de enseñanza, elaborado por la comunidad educativa, que prohíbe a sus alumnos cubrirse la cabeza con gorras u otro tipo de prendas de vestir.

Por otro lado, no debe olvidarse, aunque no parece ser el caso de Najwa Malha, puesto que ella ha optado por ponérselo libremente, el uso del velo por las mujeres, en los países islámicos, es en la práctica una obligación y, con frecuencia, un símbolo de sumisión al hombre.

¿Qué debe prevalecer? ¿El derecho de la joven a ser escolarizada? ¿La libertad y autonomía de los centros de enseñanza, que fijan sus propias normas? ¿Tiene derecho Najwa a llevar el velo en el instituto, como probablemente otros compañeros llevan el crucifijo cristiano, más o menos ostentosamente? ¿Debe modificar el IES Camilo José Cela su reglamento interno?

PENALIZAN EL LIBRO ELECTRÓNICO

Esta mañana, he escuchado decir al escritor, Luis Antonio de Villena, en la radio, que nuestro país sufre una «desculturalización» fortísima, sobre todo en lo que se refiere a la letra impresa.

Nosotros, los profesores, lo notamos, en nuestras clases, donde los alumnos demuestran, cada día, menos interés por el libro impreso. También se ha notado en la Feria del Libro, que acabamos de celebrar en el instituto, donde han adquirido sobre todo los libros de lectura obligatoria. Pocos alumnos se han acercado al entrañable librero Pipo o a cualquiera de los profesores encargados de la venta, para pedir algún consejo u orientación sobre posibles lecturas, con la excepción de los que habían ganado algún concurso del centro, que debían canjear sus premios por libros.

En cambio, su interés por la cultura audiovisual, particularmente por todo lo relacionado con las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, es cada vez mayor. La mayoría de los alumnos utiliza Internet para jugar, para comunicarse por “messenger” o por correo electrónico, para entrar en contacto con sus amigos, a través de redes sociales, como “Tuenti”, y para obtener información.

Por todo esto, tiene poco sentido que el Ministerio de Hacienda tenga previsto penalizar la compra de libros en soporte digital con el 18 % de IVA, a diferencia del 4 % con el que se gravan los libros impresos. Tenía razón ayer un lector del diario El País, Dinac Martínez, cuando criticaba esta decisión, con el argumento de que buena parte de nuestros jóvenes, después de la enseñanza secundaria o el bachillerato, es muy difícil que vuelvan a coger un libro y, en cambio, todos tendrán ordenador, teléfono móvil, etc.

Nuestras autoridades, actuando así, no están dando, precisamente, facilidades a los jóvenes, para que lean más en formato digital -que es el formato del futuro-, sino, al contrario, los están alejando de la lectura.